Hola navegantes.
Ayer salimos José Eduardo y yo de Nantes a primera hora para aprovechar la marea descendente y volver al mar. Hemos venido al puerto de Pornic, 48 millas a vela en condiciones perfectas. Por el río hicimos algunos trechos a más de 10 nudos porque bajando se suma la corriente vaciante de la marea con la del propio río y tira mucho más que subiendo. Volvimos a ver las cosas sorprendentes que vimos al subir, y ya puedo aclararos que todas ellas, incluso la casa sumergida o la casa encima de la chimenea, son obras de arte, megaesculturas de artistas famosos que decoran el río para aumentar su atractivo turístico. Hoy añado esa tubería roja que según el artista representa una serpiente. No tiene tanto mérito como las otras, pero ahí está.
El día anterior, mientras comía a bordo, sentí un fuerte golpe que me hizo saltar de la mesa pensando que otro barco había chocado conmigo. Después de salir y no ver nada, me di cuenta de que tenía un tronco pegado a la popa con la fuerza de la corriente. Por el Loire bajan a veces troncos o árboles enteros, lo que supone un peligro por la velocidad con la que navegan. Aparentemente no chocó con el timón y en la navegación no hemos notado nada anormal.
Pornic nos ha encantado. Es un puerto con muy poco calado (1.50 metros, de los cuales los últimos 30 cm de basa, o sea que los barcos de más de 1.20 se pegan en el barro del fondo en bajamar). Lo más curioso es su viejo puert pesquero, que se vacía completamente. Las fotos siguientes están tomadas con 6 horas de diferencia, lo que hay entre la pleamar y la bajamar. Cuando un barco sale deja en el fondo de basa su propia huella del casco.
Esta tarde vamos a L'Herbaudier, en la isla de Noirmoutier.
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