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lunes, 28 de septiembre de 2015

Con los grumetillos a la isla de la colonia.

Hola navegantes. El sábado fuimos con los grumetillos de Carpe Diem a las islas de San Juan, un grupo de tres islotes al fondo de la bahía muy cerca de una zona de costa aún bastante salvaje cubierta por un bosque de eucaliptos. Durante décadas estuvieron separadas de la bahía por una escollera que aislaba una superficie que se pretendía desecar para ganar terreno al mar y urbanizarlo. Finalmente se abandonó el proyecto y la escollera se derribó. Es una zona de muy poco calado (en bajamares grandes quedan en seco) y el recorrido de la antigua escollera ha quedado sembrado de piedras disgregadas que hacen un poco arriesgado llegar a ellas. Sólo vamos en pleamares vivas y con veleros de orza abatible o en el anexo.

El islote principal es La Campanuca, en el que desembarcamos en su lado Sur para estar protegidos del viento del Nordeste. Fondeamos los veleros en la curva de la Ría de Astillero y la Cruz Roja nos desembarcó en el islote. Habíamos llegado justo en la pleamar y nos preocupaba que íbamos a estar en la isla justo mientras la marea bajaba, y si nos alargábamos nos arriesgábamos a no poder salir si entrábamos con los veleros.La vegetación ha crecido y a los niños ya les llega por los sobacos, hasta llegar a la zona despejada entre las dos colinas que tiene la isla.



En esa zona buscamos y seleccionamos la planta con la que vamos a hacer la colonia, que después de elaborada metemos en un frasquito para regalar y etiquetamos:


Siempre hacemos una pequeña escalada a la colina con menos maleza, porque desde su altura se divisa una imagen de la bahía de Santander poco habitual, desde su entrada, toda la ciudad, Astillero y la península de Pedrosa. Además desde allí muchos días se ven las manadas de cisnes que han establecido su hábitat en la ensenada de Elechas.


El sábado también se veían nuestros veleros fondeados a la derecha de la pista del aeropuerto:


Volvimos a bordo sin incidentes a mitad de la marea vaciante y algunos todavía se bañaron. Y el retorno al puerto fue con un viento del Nordeste magnífico para nuestros barcos pequeños (fuerza 3 ó 4) que nos permitió un regreso a toda vela y además a favor de la marea que seguía bajando. Fue un día magnífico como despedida de las navegaciones a vela de este año. Porque en efecto, ya sólo nos queda una salida en las patrulleras de la Guardia Civil, que será el próximo domingo, pero ya sin los veleros, y en la que nos acompañarán también los padres.

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