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sábado, 13 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (10).

Hola navegantes. 

 Después de la semana con el grumetillo por los canales llevamos el barco a Santurce por carretera en un camión. De allí nos quedarían sólo dos etapas hasta Santander. ¡Qué ganas tenía de volver a pasar frío y de mojarme con un poco de lluvia!. Pero en mala hora se me ocurrió desear tales cosas.

 La primera noche fue heladora y me desperté soplándome los dedos a pesar de haberme acostado vestido, con el saco de invierno, con la ropa térmica larga  y con el bluf. Y la segunda aún peor que la primera, no pudiendo dormir por el ruido del viento del oeste que desgarraba el aire, y cayendo Niágaras de lluvia. 

El pronóstico para el día que deberíamos salir hacia Santander también daba mucho de lo que tanto había estado añorando en la canícula de los canales: cielo cubierto, lluvia todo el día, viento frío de cara (el "gallego") y olas de 1,3 metros. Nos levantamos metiendo las manos bajo las axilas y echando ahora pestes de esa meteorología cantábrica, que nos hacía volver a ponernos el traje y las botas de agua y los jerséis. En el cuaderno de bitácora llegué a un separador en que se veía un pesquero entre icebergs fondeado en la Isla Decepción, de la Antártida. No pude evitar poner una viñeta que salía del pesquero diciendo:

-¿No querías frío?.

 

Desde que salimos nos agarró un viento fuerte y mal colocado, porque venía del norte al noroeste y no era ni mucho menos el fuerza 4 anunciado, sino más bien de fuerza 5-6. O sea, justo de morro para salir del abra de Bilbao, y con olas que no eran de 1,3 metros como decía el pronóstico sino de 2 o 2,5 metros. Y todo ello aderezado con unos chubascos que nos caían encima como piedras y que hacían desaparecer el horizonte, porque había tanta agua por encima de la superficie del mar como por debajo. Y reaparecieron algunas goteras en la camareta. Luego me enteré que esos chubascos habían provocado en Santander inundaciones, ríos de agua por las calles y cierre de túneles. 

Pero finalmente llegamos a Laredo, y el día siguiente a Santander pero otra vez sin viento y bajo un sol de qué sé yo, porque a esas alturas del viaje ya había agotado todos los calificativos. Y allí se acababa el viaje.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (9).

Hola navegantes. 

Después de muchas millas y de pasar muchísimo calor por los canales, llegamos a Béziers. Allí nos detuvimos una semana porque habíamos llegado muy pronto para la cita con el grumetillo y ya teníamos los billetes de tren  a Burdeos desde Béziers. Puede parecer un despropósito recorrer toda Francia de sur a norte para recoger a un tripulante, pero los planes los habíamos hecho con sus padres mucho antes de tener que cambiarlos por el estado del Canal de Midi, y ellos tenían sus propias vacaciones organizadas y pagadas por el norte de Francia. 

 Mis anotaciones en el cuaderno de bitácora llegaron a un separador en el que se veía a Corto Maltés a punto de besarse con una de sus heroínas, y no pude resistirme a escribir una viñeta que salía de ella diciendo:

-Se te ve contento con que venga Daniel.

A lo que Corto contestaba simplemente:

-Sí.
 

Pasamos el fin de semana los cinco en Burdeos, donde hacía el mismo calor propio del desierto de Namibia que estábamos soportando en Béziers, y todos nos remojamos en el espejo de agua, frente a la Plaza de la Bolsa y junto al río. El grumetillo además se bañó en la fuente pública del monumento a Los Girondins, en la Plaza de los Quinconces, porque eso en Francia se tolera. En otros viajes hemos visto hasta niños montando en el patinete dentro de una fuente, y por supuesto con bañador, chanclas y toallas en manos de sus madres, lo que indica que allí es como ir a la piscina. Por supuesto les llevamos a conocer el Pantalán de Honor, donde nos habíamos quedado a la ida, para alumbrar en nuestra memoria la sombra de aquellos días, tras subir por Las Landas, que ahora parecían lejanísimos aunque sólo habían pasado dos meses.

Con cuidado, navegantes.

martes, 9 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (8).

Hola navegantes. 

 Después de un cambio de planes forzado por un pronóstico de una semana de mistral que nos impediría navegar, entramos en el Continente por el río Ródano y dos días después llegamos a la esclusa de Saint Gilles, la que une el río con los canales. Es la más grande que afrontamos en la navegación de este verano y volvimos a pasarla solos. La imagen del Corto Maltés allí dentro, un barquito de seis metros solo en una esclusa de más de doscientos, y a finales de julio, os puede dar idea de lo que ha decaído la navegación fluvial.

A partir de ahí empezamos a navegar por encima de algo que, en vez de agua, parecía un guiso. El típico color marrón del agua con sedimentos de los canales. Ana y yo íbamos superanimados porque ya faltaba poco para que se incorporara el grumetillo y nos acompañase una semana por los canales. Con cuatro años iba a ser su primer viaje en velero, y no queríamos que fuera por el mar para correr menos riesgos. En el cuaderno de bitácora había un separador en el que se veía a un niño montando en un triciclo y llevando a remolque un velero encima de un carrito. Estaba con el cuerpo girado para atrás, mirando su barquito. No pude resistirme a añadir una nube saliendo de su cabeza en la que ponía:

-Dentro de poco voy al de verdad.


  Era cierto, en menos de dos semanas, si no había nuevos incidentes, seríamos tres a bordo.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (7).

Hola navegantes. 

 Cuando llegamos a la isla de Porquerolles (la más grande del archipiélago de las Hyères) para los dos días siguientes el pronóstico era de vientos de romperlo todo del oeste, concretamente de fuerza 6 con rachas de 8. Con ese pronóstico no podíamos ni debíamos salir a navegar, y decidimos quedarnos a conocer bien la isla de Porquerolles. Que por cierto es un bonito sitio para estar confinado dos días. Los siguientes días recorreríamos las islas del archipiélago y allí ya daríamos media vuelta, porque no nos daba tiempo a llegar a las dos últimas islas de Francia, Santa Margarita y San Honorato, frente a Cannes. Además esas yo ya las conocía del viaje a la Isla de Elba y de la vuelta a Italia. Nos separaban cincuenta millas de ellas, cien entre la ida y la vuelta, que más dos días para recorrerlas y algún imprevisto hacían toda una semana. Y teníamos dos citas importantes que respetar. Una para recoger a nuestro grumetillo para una semana por los canales de Sète a Narbona, y otra con el camión en Narbona para la vuelta a Santander. 

Mis apuntes en el cuaderno de bitácora llegaron a un separador donde se veía a Tintín con el ceño fruncido y cara de preocupación, con las mangas subidas, hablando con Corto Maltés sosteniendo unos prismáticos. Puse una viñeta apuntando a Tintín que decía:

-Arremangarse para la vuelta, Corto.

Y otra apuntando a Corto contestando simplemente:

-Sí. 

 Pero de momento Ana y yo sólo pensábamos en lo más inmediato: los días que nos quedaríamos en el archipiélago de las Hyères y la islas que nos quedaban por visitar en la navegación de vuelta. 

Con cuidado, navegantes.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (6).

Hola navegantes. 

 Después de tanto sufrir durante dos semanas por el calor, las algas, las chicharras y las esclusas, acabamos llegando al Mediterráneo. Allí empezaban las que suponíamos que iban a ser las mejores etapas de esa navegación, yendo de isla en isla plácidamente. Escribiendo las anécdotas de cada día, justo cuando llegábamos al étang de Leucate me apareció en el cuaderno de bitácora este separador:


 Es una foto del Corto Maltés en la bahía de Santander, durante una de las salidas con los grumetillos de oncología. Íbamos sobre un agua de color azul topacio volviendo a Puerto Chico, con un mercante y el barco de los prácticos en el fondo, y no pude resistirme a escribir una viñeta, apuntando al velero, que decía:

-¡Por fin otra vez en el mar!.

 Llevábamos dos semanas soñando con ese momento, y por fin llegó. 

Con cuidado, navegantes.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Dibufirma del Canal Lateral del Garona.

Hola navegantes.

En Burdeos embocamos Ana y yo el llamado Canal Lateral del Garona, que es la parte norte del Canal de los Dos Mares (que es como se llama oficialmente el conjunto de canales que unen el Cantábrico con el Mediterráneo). En teoría el Canal de Midi es sólo de Toulouse hacia el sur, pero popularmente se conoce como Canal de Midi al conjunto. 

 Tuvimos el dejà vu de los canales de Bretaña en la navegación a Londres, y estuvimos luchando con las algas. Empezamos a maldecir de nuestra idea de ir al Mediterráneo.
Pero finalmente ocurrió el milagro y nos cruzamos no con una, sino con dos “cortacésped” trabajando en dirección contraria a nosotros. Eso significaba que en adelante los canales estarían limpios, y así fue.

Pero además de las algas estábamos padeciendo una ola de calor tremenda, más propia del desierto del Gobi que de Francia. Como no lo esperábamos habíamos tumbado el palo muy pegado a la cubierta y no podíamos poner el toldo. Sin sombra posible, muchos días estuvimos 8 o 10 horas bajo la canícula, con temperaturas de hasta 43 ºC en el exterior y de hasta 39,8 en el interior del velero. Una tortura porque era como navegar con fiebre alta.

 Este es la dibucarta de aquellas etapas (clic encima para verla mejor):

 

Al primero que la transcriba en los comentarios le regalaré el original.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (5).

Hola navegantes. 

 La verdad es que este cuaderno de bitácora era premonitorio, nunca me había dado cuenta hasta que lo he repasado al terminar el viaje. 

Cuando llegamos al Mediterráneo siguió azotándonos la ola de calor. El nivel de sequía era el más elevado de los cuatro existentes, y el agua sólo podía utilizarse para usos sanitarios, bebida y seguridad civil, estando restringida para la agricultura, lavado de vehículos, llenado de piscinas, etc. Casi toda Francia la sufría, debido a una primavera y un verano poco lluviosos, a 27 días con ola de calor y al calentamiento global del planeta. Una de las islas no pudimos visitarla porque estaba prohibido el acceso por el riesgo de incendios, y el día nacional de Francia, el 14 de julio, que conmemora la toma de La Bastilla, en muchos sitios no se tiraron los fuegos artificiales por el mismo riesgo. En el resto de Europa era parecido. 

En mi cuaderno de bitácora llegué con las anotaciones a una foto curiosa con una niña mirando el mar desde la orilla de una playa, y asomando del mar sólo la cabeza y el brazo derecho de la Estatua de la Libertad, el de la antorcha. Obviamente había subido el nivel del mar por el cambo climático y se había sumergido Nueva York. Puse una viñeta con forma de nube saliendo de la cabeza de la niña que decía: “Según el cuñado de Rajoy, era mentira”. 

 


También es muy gracioso, ahora que estoy en casa en invierno, ver en mi cuaderno de bitácora los variados adjetivos que iba dedicando al sol cada día: sol horripilante, sol sahariano, sol del Sahel y de todos los demás desiertos del planeta, sol con uñas, sol de derretir el plomo, sol insufrible, sol asesino, sol de activar a las chicharras, sol de derretir coletas, sol como el que pintan los niños, sol regio, sol de plomo, sol de Costa Azul, sol de intensidad brutal, sol impenitente, sol no compasivo, sol de escándalo, sol impasible, sol como el as de oros, el cabronazo, sol sublime, sol de quemar las orejas, sol tórrido, etc. Ahora parece gracioso pero entonces no lo era en absoluto.

 Con cuidado, navegantes.

martes, 2 de diciembre de 2025

Los separadores de mi cuaderno de bitácora (4).

Hola navegantes. 

 El siguiente separador de mi cuaderno llegó cuando estábamos en Valence d'Agen, a mediados de junio, una marina muy modesta en la orilla del Canal de Midi. Sólo tenía torres de agua y luz, no tenía aseos ni duchas, pero a esas alturas del viaje lo que tenía nos parecía una maravilla. Hacía tanto calor que el agua de la torre del pantalán salía ardiendo (imposible tocarla) porque las conducciones estaban expuestas todo el día a aquel sol sahariano. Tardaba más de cinco minutos en salir fría.

Era un pantalán flotante con fingers perpendiculares a la orilla, con espacio para 14 o 16 barcos, y estábamos solos. Una pena porque demostraba lo que había decaído la navegación fluvial. Cuando refrescó la tarde fuimos al pueblo a tomar algo frío. Siempre salimos a esas visitas con los frigolines en la mochila para aprovechar, y aquel día caímos en un bar que tenía un supercongelador profesional de -40ºC (en vez de -25ºC los normales). Nos congeló tres frigolines en menos de una hora que estuvimos Ana y yo de charleta bebiendo algo fresco, y nos guardó otros seis hasta el día siguiente. 

Pues el separador era de un velero cubierto por la nieve en algún país nórdico. No pude aguantarme y escribí una viñeta que procedía de fuera de la foto (era yo el que lo pensaba, claro) que decía "¡¡Quién lo pillara!!". 

 

Ese barco no es el mío, pero en Santander también a veces hace un frío de pingüino y nos encontramos con una escena parecida. Las siguientes sí que son del Corto Maltés en su atraque de Puerto Chico, en el invierno de 2018:

 





Y sin ir más lejos, ayer, aunque no había nevado, el aceite de oliva se había hecho solido por el frío: 


¡Quién nos lo iba a decir cuando estábamos en el Canal de Midi aguantando aquel calor del demonio!. Está claro que en un barco pequeño hay que estar dispuesto a aguantar las condiciones extremas.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Regalar un libro por Navidad.

Hola navegantes. 

 Si habéis leído alguno de mis libros y os ha gustado, podéis regalarlo por Navidad. Por eso hasta finales de diciembre a quien me pida uno le ofreceré otro a la mitad de precio. La información de cada uno está en la columna derecha de este blog, haciendo clic encima de cada título. 

Unos cuentan navegaciones que sirven para degustar los recuerdos de los momentos felices de los veranos en el mar,  ahora que el tiempo se compone de lluvia, viento racheado, oscuridad, una breve calma y a continuación más viento, lluvia y oscuridad:

 

 Otros son libros solidarios o de poesía:

 Como siempre los mandaré dedicados con una dibucarta personalizada, a vosotros o al que se lo vayáis a regalar.

Podéis pedírmelos al correo alvarogaledo@gmail.com.

 Con cuidado, navegantes.