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lunes, 24 de febrero de 2020

La vuelta al mundo "a la mala" con 81 años.

Hola navegantes.

Un hombre calvo y con barba blanca, Bill Hatfield, con 81 años, se ha convertido en el más viejo que ha dado la vuelta al mundo solo, sin escalas y sin asistencia. Y además "a la mala", o sea, de Este a Oeste, afrontando los poderosos vientos del hemisferio Sur, y las corrientes, de frente en vez de a favor. Su hazaña ha hecho que le durase poco el récord a su antecesora, la británica Jeanne Socrates, de 77 años, quien completó el viaje en septiembre.

 Bill lo había intentado ya varias veces sin éxito. Esta vez lo ha conseguido, y ha completado el viaje en ocho meses en su barco "L'Eau Commotion", de 38 pies. Salió de Southport, en la costa Este de Australia, el 8 de junio, a donde regresó la semana pasada tras dar la vuelta al mundo.

A su llegada dijo que que había estado soñando con este logro desde que tenía siete años, y como tantos otros marinos a los que el mar hace humildes, lo primero que dijo es que lo había conseguido porque había tenido suerte. Que en la ruta de vuelta le rondaron tres ciclones, dos de ellos bastante fuertes, pero simplemente le pasaron de largo. Y a continuación que estaba ansioso por ducharse y comerse un filete, ya que en el mar había sobrevivido con raciones muy estrictas: "un tercio de una lata de frijoles, una lata de atún, 100 gramos de arroz, harina y avena, y 150 gramos de leche en polvo". Para el agua dulce tenía un desalinizador.


Su hija Katherine no cree que a su padre se le fuera la pinza. Cuando la entrevistaron reconoció que cuando le dijo adiós, honestamente creía que no le volvería a ver, y por supuesto que al verle regresar se sintió aliviada y emocionada porque finalmente había logrado su objetivo. Y que desde que su padre le habló del proyecto estaba segura que continuaría para lograrlo, por lo que no tenía sentido intentar hacerle desistir. En la foto, con su hija y su nieto a la llegada.




El logro de Bill ha sido particularmente notable porque ha navegado hacia el Oeste. Los patrones de viento de la Tierra en esas latitudes van hacia el Este, y a diferencia del hemisferio Norte, en el Sur no hay ninguna tierra o continente que los frene. Por eso los vientos y las corrientes pueden dar varias vueltas al planeta potenciándose en cada una, siendo los mares más peligrosos conocidos. La mayoría de las vueltas al mundo por esas latitudes se dan de Oeste a Este, para llevar los vientos y las corrientes a favor. Hacerlo al revés, "a la mala", no lo intenta casi nadie. Aparte del riesgo de naufragio, el balanceo constante te hace acabar lleno de moratones, el frío es terrible, la ropa no se seca, muchas veces se navega bajo tormentas de nieve o granizo, y como ya no hay rutas comerciales por esas latitudes desde que se abrieron los canales de Panamá y Suez, en caso de apuro no hay nadie cerca para prestarte ayuda. Hacer esa ruta cuando eres joven es notable, pero hacerlo a su edad es una heroicidad.

Bill tuvo algunos problemas menores y otros que pudieron costarle la vida, como una caída al agua mientras estaba atrapado en una vela. Un grillete de la vela se rompió y fue a recogerla sin el arnés. Cuando la estaba recuperando la vela se metió debajo de él, y al inflarse con una racha le tiró al mar. Por suerte consiguió volver a bordo.

Bill lo había intentado ya otras veces. La primera en 2015, cuando tuvo que abandonar por una avería en el aparejo cerca del Cabo de Hornos con caída al mar incluida. Eso le obligó a abortar el viaje a unos 160 kilómetros al oeste de Hornos. Un segundo intento en 2016 duró menos de dos meses, después encajar una tormenta en la Gran Bahía Australiana. Un tercer intento en 2017 en que no pudo ni siquiera alcanzar el Cabo de Hornos, y tuvo que abandonar en las Malvinas.

Respecto a sus planes de futuro, dijo que se va a tomar un descanso, que su hija se lo ha pedido, y que tal vez se dedique al remo. Atentos que igual le vemos intentar cruzar un océano remando.

Nunca entenderé que  países enteros se desvivan por ver jugar a veintidós, y a estas hazañas no se les dedique ni un renglón.

Con cuidado, navegantes.



5 comentarios:

  1. Un ejemplo claro de "querer es poder" y un estímulo para navegantes jóvenes y viejos. Gracias por difundirlo.
    Saludos y ¡Buen viento!

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  2. ¡Impresionante!, ya se que voy a hacer cuando me jubile. ;)

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  3. Gracias por vuestros comentarios. Es verdad que una de las cosas buenas de la vela es que no tiene edad.

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  4. Tan difícil es navegar de este a oeste en el hemisferio sur que algunos Clípers australianos cuando hacían la ruta de Melbourne hacia Perth (este-oeste), preferían dar toda la vuelta al mundo en dirección contraria, de oeste a este, pasando por el Cabo de Hornos y Buena Esperanza. Tardaban menos y corrían menos riesgos. Hay que tener en cuenta que tenían velas cuadras y ceñían muy poco o nada.

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  5. No lo sabía, gracias por la información, Nacho. Lo que sí había leído es que muchos barcos, después de intentar pasar del Atlántico al Pacífico por el Cabo de Hornos y pasarse semanas luchando y sin avanzar, tiraban la toalla y como plan B iban "por el otro lado", o sea, hacia el Este dando la vuelta al mundo con tal de llegar.

    Un saludo.

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