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martes, 16 de julio de 2019

Remontamos la ría del Nervión.

Hola navegantes.

Ayer remontamos a vela la ría del Nervión hasta Bilbao. Salimos un poco tarde porque la etapa era corta y porque habíamos quedado con nuestro amigo Ian Pol para hacernos unas fotos bajo el puente de Portugalete, y por su trabajo no podía quedar antes. Así que aprovechamos la mañana para conocer Getxo y Algorta.

A las 14 h salimos de la marina, y como había un viento del NW que se encajonaba en la ría, pusimos la mayor y el espí en orejas de burro. Entre ese viento maravilloso y la corriente de marea subíamos a más de 6 nudos. Tanto es así que tuvimos que esperar a que la barquilla del puente colgante abandonase la estación de la orilla derecha, donde estaba Ian Pol, metiendo la marcha atrás del fueraborda, porque no podíamos poner orden en aquella nube de velas virando para retroceder en la estrechez del río.



Además de hacernos las fotos, Ian Pol nos ha ayudado en otros problemas prácticos y hasta nos ha ofrecido su apartamento. Gracias Ian Pol.


Después continuamos solo con el génova enrollado, porque queríamos hacer el recorrido despacio para disfrutar de esa navegación tan distinta de las que estamos acostumbrados. Todo son tinglados portuarios, zonas industriales y, por qué no decirlo, algunas ruinas. Javier aprovechó para preparar su presentación de esta tarde:


 Llegamos por la ría hasta el Museo Marítimo, justo bajo la grúa "Carola"que fue la más potente de España (levantaba 60 toneladas). Funcionó hasta 1984 en que cerraron los astilleros Euskalduna y la adquirió el ayuntamiento bilbaíno que la donó, junto al resto de las instalaciones, para el Museo Marítimo. Su cabina de mandos está a 35 metros sobre el suelo. Debe su nombre a una mujer que cruzaba la ría en un «gasolino» desde Deusto para ir a trabajar en Hacienda. Era tan atractiva que llegaba a parar la producción del astillero cada vez que pasaba, y la grúa era un sitio privilegiado para seguirla con la vista. Se cuenta que uno de los directivos le dijo: “Señorita, me saldría más rentable pagarle un taxi todos los días para que no cruzase la ría”. Hoy será una venerable anciana y espero que el tiempo haya pasado tan bien por ella como por la grúa que la inmortalizó.

Hacía un calor abrasador y entre unas cosas y otras empezamos a comer a las 16.30 h. Luego fuimos a recorrer las calles de Bilbao y a la intendencia. También por aquí ha aparecido un chinado que suelta los barcos y los deja derivando por el río, y algunos barcos se amarran al pantalán con candado:


Había un chinado con el mismo síndrome en uno de los pueblos de Francia por donde pasamos el año pasado al descender al Mediterráneo por los canales.

Esta tarde es la presentación en el museo del grumetillo. A ver qué tal.


Hasta mañana navegantes.

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