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sábado, 27 de julio de 2019

El diluvio.

Hola navegantes.

Después de la ola de calor la meteorología ha saltado al lado opuesto. Llevamos dos días encerrados en el barco en Hondarribia, porque hay que sacar el paraguas hasta para ir al baño. Agua y más agua hasta hartarse. Al final acertamos haciendo la vuelta de Bayona ayer, porque hoy habría sido peor.

Lo malo es que en un barco pequeño el encierro se convierte en la vida de Simón el estilita.
Buscarte la vida entre leer, mirar Internet (por suerte el Marina tiene wifi y nos llega la señal al barco) ,  escuchar audiolibros o simplemente pensar en tus cosas, pero sin las comodidades de tu piso.


Y todo entre la ropa tendida que no termina de secarse. Definitivamente el tiempo se ha vuelto loco.


La situación nos trae recuerdos de nuestra peor experiencia de vida a bordo, que no fue en ningún temporal sino precisamente aquí, en Hondarribia, cuatro personas recluidas tres días en el Corto Maltés, sin poder salir ni a pasear porque volvías con la ropa mojada y luego era peor tenerla que secar. De aquella experiencia esta bonita localidad vasca es para nosotros cuatro "Horribilia", dicho con cariño, eh!.

Aprovecho para enseñaros un truco francés para parecer que tienen más playas: dividir el arenal en trozos artificiales y bautizarlos con nombres diferentes. Bayona presume de tener 8 playas y la llaman "la nueva California". En realidad es sólo una, separada con pequeñas escolleras, aunque hemos visto otras que no estaban separadas con nada:


Mañana se vuelve Ana a Santander y se incorpora mi amigo David Calvo para continuar hacia el Oeste.

Hasta mañana navegantes.

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