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domingo, 9 de septiembre de 2018

Valoración del Tonic 23 para la vuelta a Francia.

Hola navegantes.

La vuelta a Francia ha tenido tres fases absolutamente diferentes: la marítima (unos dos tercios del recorrido), la fluvial y por los canales (un tercio del recorrido) y el regreso desde Avignon por carretera.

En la parte marítima no ha sido una novedad volver a comprobar el buen comportamiento del Tonic 23. Hemos aguantado los fuertes vientos (hasta fuerza 6) como los grandes, y hemos comprobado reiteradamente que cuando nosotros no salíamos a navegar por la meteorología adversa, la mayoría de los barcos mayores tampoco lo hacían y esperaban, como nosotros, la mejoría. El motor poco potente (8 CV) tampoco ha sido un handicap porque en Bretaña, con sus mareas impresionantes, nadie navega contra la corriente de marea, y cuando navegas a favor te da igual la potencia del motor porque vas sobrado. La orza abatible ha sido básica para entrar en muchísimos puertos con umbral o de varada, y claramente, con un barco de quilla fija este viaje no hubiera sido posible, o habría estado limitadísimo en cuanto a los horarios de entrada a los puertos o los sitios que habríamos dejado de visitar. Por otra parte en Bretaña casi nunca falta el viento, y hemos hecho a vela el 90 % del recorrido por mar, más que en otras navegaciones anteriores que teníamos que oír toser más del motor.  La habitabilidad del Tonic 23 es suficiente para dos personas, y la adaptación del WC para ducha (que conté en el blog el 12-2-17) ha demostrado toda su utilidad en las etapas en que no nos quedábamos en puerto, permitiéndonos ducharnos a diario en ese clima frío en que no apetece bañarse en el mar.

En la parte fluvial tal vez con un motor más potente habríamos ido más desahogados en las largas etapas de motor, y tal vez hubiéramos tenido menos problemas en los tramos colmatados de algas. Pero no es seguro porque la velocidad en los canales está limitada, y a cambio cuando se obstruye la hélice y los conductos de refrigeración con algas es más fácil sacar el fueraborda para limpiarlo que tirarte a bucear para limpiar la hélice de un motor interior fijo. La orza abatible añade aquí una ventaja vital al permitirte reducir el calado (en el Corto Maltés de 140 a 70 cm: la mitad). Nos hemos cruzado al menos con 3 barcos que tuvieron que dar la vuelta y buscar una ruta alternativa, por llegar a una zona donde no había suficiente agua para ellos y tocar en el fondo. Pero la "ruta alternativa" que se escribe tan pronto, en la vida real supone perder tus vacaciones, porque el rodeo es de cientos de millas. Hay que tener en cuenta que el calado teórico de los canales (el que se da en los libros) es siempre en el centro del canal y en condiciones climatológicas idóneas. En verano y cuando llueve poco disminuye, hasta el extremo de tener que cerrar a la navegación algunos tramos en verano. Y en cualquier canal el calado disminuye en las orillas, lo que te pone en verdaderas dificultades (hasta tener que dar media vuelta) si te cruzas con una gabarra de tráfico comercial, que tampoco puede apartarse del eje del canal y tiene preferencia.

Para las estancias en puerto siempre hemos tenido sitio, y lógicamente con tarifas asequibles (17 euros por noche de promedio, a dividir entre dos personas) que son proporcionales a la eslora.

Finalmente la vuelta por carretera es la guinda sobre el pastel de un barco pequeño y de orza abatible. Siempre te queda este "plan B" para cualquier dificultad mayor, que con un  barco grande te obliga a dejar el barco un invierno en el sitio donde te surge el problema y volver a recogerlo en tus siguientes vacaciones. En esta navegación estuvimos a punto de recurrir a ella en Joinville, un poco al Sur de París, cuando empezamos a tener problemas con el motor y no encontrábamos un mecánico que lo resolviera, en pleno agosto. Por suerte pudimos continuar y recurrir al camión desde el Mediterráneo, según lo previsto. El Corto Maltés pesa unos 1.500 Kg, se puede sacar con la pluma de un camión pequeño en cualquier lugar (no sólo en marinas con travelift o grúas específicas) y al ser de orza abatible se puede calzar con neumáticos en la plataforma plana de cualquier camión, sin recurrir a transportes especializados.

En resumen, sigo pensando que con un barco pequeño se puede hacer lo mismo que con uno grande y con muchas ventajas prácticas.


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