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lunes, 13 de agosto de 2018

Un buen susto en una esclusa.

Hola navegantes.

Algunos piensan que la navegación fluvial es la hermana menor de la navegación en el mar. Pues no es así. Algunos de los momentos peores en el barco los he vivido en los ríos. En primer lugar es agotador, porque no puedes utilizar el timón automático. El segundo está el riesgo de varada o de chocar con troncos flotantes. En tercer lugar su corriente, cuando es contraria te agota y cuando es favorable el timón responde peor. En cuarto lugar el tráfico de barcos en un espacio tan pequeño convierte en un riesgo cada cruce y cada adelantamiento. En quinto lugar, si has desarbolado dependes sólo del motor, cualquier problemilla te deja desvalido. Y en sexto lugar están las esclusas.

Las esclusas de los ríos son mucho más peligrosas que las de los canales, por la propia corriente del río. La esclusa está en una orilla del cauce y a su altura el río cae por un salto de agua de la misma altura que el desnivel de la esclusa. En el río Marne, que estamos recorriendo ahora, son unos 3 metros, pero hemos estado en otros de 6 metros. Si haces algo mal o se te para el motor (la hipótesis peor) si es aguas arriba del salto el barco se cae por él, y si es aguas abajo queda a merced de los rápidos.

Pues eso nos ha pasado hoy. Hemos entrado en una zona del río Marne donde las esclusas son automáticas. Nos han dado un mando a distancia y ya no hay esclusero. Llegamos a una situado junto a un salto del río de 83 metros de ancho y 3 metros de desnivel. Pues justo tras abrir la esclusa, bien cerca del salto, se paró el motor. El barco se atravesó a la corriente y empezó a derivar corriente abajo. En la esclusa no había nadie para ayudarnos. El único sitio seguro era el interior de la esclusa, que ya tenía las compuertas abiertas, ¿y sabéis cómo conseguimos llegar?. Con un remo de piragua desarmable que llevo para las emergencias. Nunca pensé que me sacaría de una situación así. Yo remaba por un solo lado y Ana corregía con el timón. Ya dentro de la esclusa, con el corazón en un puño, conseguimos solucionarlo (era otra vez una obstrucción del chiclé) y seguir la ruta, pero el susto ha sido de los que no están escritos.


Hoy nos hemos tenido que quedar antes de la esclusa del pueblo de Charly, porque aunque sean automáticas tienen un horario y llegamos cuando ya había cerrado. Una faena, porque al contrario que en el canal de Midi, aquí muchas esclusas no tienen un pantalán de espera y tienes que amarrarte en precario donde puedas. Y encima sometido a la corriente del río tras el salto. Una faena, ya digo.


Durante el recorrido de hoy hemos atravesado otro túnel y finalmente nos hemos hecho 47 millas, una jornada agotadora de la que no sé si podremos descansar esta noche, tan cerca de la cascada.

Hasta mañana navegantes.

1 comentario:

  1. Pues para lo que podría haber pasado al final se solucionó sin incidentes graves, me alegro! se ve que Murphy también coge vacaciones en agosto...

    ¿No hay fotos del tunel que habeis cruzado?

    Un beso

    Lucas

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