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martes, 31 de julio de 2018

Una despedida del mar preciosa.

Hola navegantes.

Hoy salimos de Le Treport con la segunda apertura de la esclusa. El esclusero nos había asegurado que podríamos salir en la primera, pero el antepuerto estaba prácticamente en seco, y entre los espigones había olas pequeñas pero rompientes. No nos apeteció arriesgar y salimos a las 12. Aún así fue una salida de infarto, con olas rompientes alrededor y cruzándonos con un pesquero que volvía.

Le Treport tiene tal carencia de espacio que algunos pesqueros amarran perpendiculares al muelle entre otros que han amarrado paralelos. Es como los coches Smart que se meten perpendiculares a la acera. No lo había visto nunca.


Después vino una preciosa navegación con un viento por el través de fuerza 5, en un ambiente frío pero soleado, hasta Saint Valéry sur Somme. Es un puerto al fondo de una enorme bahía, reserva natural, que se seca en más de 14 km, y que cuando sube la marea lo hace a 2 metros por segundo. Vamos, que te coge seguro. Es muy parecido al monte Saint Michel. Las balizas que marcan la canal tienen una escalera y una cestilla para tener donde salvar la vida si la marea creciente te coge desprevenido:


Entre la numerosa fauna que alberga se cuentan unos cientos de focas, y nosotros hemos visto a tres de ellas a pocos metros. Son confiadas y se acercan a pocos metros del barco, como los delfines. Por desgracia, es igual de difícil que con los delfines sacarles fotos.

La entrada a S. Valery es difícil en la marea vaciante por el riesgo de varar. Nosotros calculamos bien y llegamos justo en pleamar, permitiéndonos tirar en línea recta sin seguir el balizamiento, que es muy sinuoso y acaban de cambiarlo, porque no coincidía con nuestra cartografía. En marea vaciante habríamos varado casi seguro.


El pueblo es precioso, con una fachada marítima enorme, un paseo marítimo por el que circula un tren de vapor que data de 1887, y casitas pintorescas que se reflejan en el agua.



Fijaos si aquí están preocupados con las pleamares que las tablas de mareas no incluyen las bajamares. En su lugar incluyen las hora de salida y de puesta del sol y de la luna. Desde mi punto de vista una tabla incompleta y atípica que no aporta ninguna ventaja a las estándar, y no la había visto nunca. Si no lo hubiera visto no lo creería:


Finalmente ha resultado que el río Somme si es navegable, y hemos decidido entrar al Continente por él hasta enlazar con otro río, el Oise, afluente del Sena, que es el que nos llevará a París. La esclusa que separa el mar del río es impresionante, sólo abre una vez al día, con la pleamar, y por desgracia no está coordinada con el horario de la grúa para tumbar el palo. ¿Qué significa?. Que tenemos que quedarnos en S. Valery dos días, mañana para tumbar el palo y pasado para cruzar la esclusa.

A la puerta de la esclusa le han dado otra función original. Como el puerto de S. Valery está en un estuario y tiende a colmatarse de arena, abren las puertas de la esclusa cuando más baja está la marea. Se forma una corriente de agua espectacular, como los rápidos de un río caudaloso, que barre el puerto y lógicamente a los barcos que estamos amarrados. Ya nos lo advirtió el marinero, pero no nos imaginábamos que impresionara tanto.


En este puerto me despido del mar para entrar a los canales. Otro tipo de navegación, ni mejor ni peor, diferente, hasta que desemboquemos dentro de unas semanas en el Mediterráneo para cerrar nuestra vuelta a Francia. ¿Qué sorpresas nos deparará esta navegación interior?.

Telón......

3 comentarios:

  1. Amigo Alvaro: Llevas unas crónicas tan excepcionalmente interesantes y bonitas que no me resisto a darte la enhorabuena una vez más. No me canso de pensar que aun no siendo amigo tuyo, serían de gran difusión publicadas en algún medio público. Son realmente extraordinarias y además añades unas fotografias de una calidad tan buena, que se está esperando casi con ansiedad la crónica del día.
    Un fuerte abrazo de Higinio

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  2. ¡Hola, Álvaro!

    Este verano no estoy tan absorto en proyectos náuticos, así que puedo leerte con más puntualidad… ¡Qué interesantes y cuánto mérito marinero estas “campañas” tuyas de exploración marítima pormenorizada!

    No me resisto a dejarte aquí un apunte literario (aunque seguro que no se te habrá pasado por alto en los cientos de horas que habrás dedicado a planificar una travesía así…): ese mismo río Oise lo navegó en su día un joven Robert Louis Stevenson, en un par de canoas en compañía de un amigo. Lo cuenta en su libro “An Inland Voyage” (en España publicado como “Navegar tierra adentro”, creo recordar), que tiene una fuerza evocadora extraordinaria... ¡igual que tus crónicas diarias!

    Tienes muchas razón: navegar aguas interiores no tiene nada que ver con la navegación costera o mar adentro, pero tiene también muchísimo encanto…

    Suerte y gracias por compartir experiencias.

    Pablo de Castro
    www.mardepormedio.es

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  3. ‌ Gracias chicos. Como he dicho otras veces, el mérito no es contarlo de mejor o peor manera. El mérito es tener el valor de organizar tu vida, renunciando a otras cosas, para que te permita disponer del tiempo necesario para organizar estas navegaciones. Atreverte a salir de tu zona de confort sabiendo que fuera vas a vivir y conocer cosas mucho más interesantes. Y estar seguro de que no hace falta un barco de gran empaque para disfrutar del mar e incluso descubrir sitios cercanos pero maravillosos. Un saludo.

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