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lunes, 4 de junio de 2018

Lluvia sobre el cascarón.

Hola navegantes.

Esta mañana estoy encerrado en mi cascara de nuez bajo la lluvia, en La Rochelle. Ha sido una noche de chubascos en la que he tenido que tapar hasta la rejilla de ventilación de la tapa del tambucho para que no salpicase. Dentro de lo malo estoy cómodo, con agua, luz y wifi para pasar el rato. Aunque lo de la luz es relativo, porque la
torre del pantalán tiene un contador automático que salta cada equis horas, me quedo sin electricidad y tengo que salir a activarlo de nuevo bajo la lluvia. Pero eso, comparado con los chubascos que te pillan navegando, no es nada.

En Francia los pantalanes tienen ya una medida de seguridad tontísima pero que salva vidas. Es tan simple como unas escaleras como las de las piscinas, para que si te caes al agua puedas salir. Antes no se le había ocurrido a nadie, pero con el peso de las ropa mojada es casi imposible salir del agua al pantalán. Si ya cuesta por el borde de la piscina en bañador, imaginaos con el peso de la ropa y con un desnivel mayor que el de las piscinas. Y no os digo nada si el que se cae, que es muy frecuente, está bebido al volver a bordo después de una parranda.



En cuanto escampe aprovecharé para ir a la compra y otras gestiones. Tengo que arreglar las gafas, que han empezado a dejar caer el cristal de estribor. ¡Ay las gafas!. No paran de salpicarse al navegar, luego se secan pero se queda el salitre, se te pueden caer al agua y se te pueden romper. Yo en este viaje llevo 6 pares por si acaso. Nunca olvidaré el caso de uno que naufragó y no pudo dar su posición a Salvamento Marítimo por la radio porque en el vuelco había perdido las gafas de cerca y no era capaz de leer sus coordenadas.

Una foto de anoche en la Rochelle:


2 comentarios:

  1. Que razón tienes sobre las escalas que deberían tener todoslos pantalanes. Me acuerdo de haber leido hace años en la desaparecida revista Bateaux dos ahogamientos ocurridos en distintas fechas, muy cerca de donde tu estás atracado en el Vieux Port, de dos tripulantes que cayeron al agua de noche y no pudieron acceder a sus u a otros barcos ni al finger, razón por la cual la Capitania recomendó " vivement " que las escalas de todos los barcos se dejaran plegadas pero sin atarlas. Recomendación que yo hago a muchos armadores del Marítimo en Puertochico, lamentablemente con muy poco éxito.
    Salud.
    Javier. B.2

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  2. corto_maltes dijo...
    Buena iniciativa, Javier. En Francia los puertos que aún no tienen escaleras recomiendan, como dices tú, que los barcos dejen las escaleras sin amarrar, de modo que puedan bajarse desde el agua. Y los barcos que lo hagan así, que pongan una cinta morada en la popa, para que el que se ha caído sepa por qué barco puede salir. Otra tontería que puede salvar vidas.

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