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martes, 26 de junio de 2018

La catedral torcida.

Hola navegantes.

Hoy hemos ido en tren a Quimper, como siempre llevando las bicis para hacer más ágil la visita. Al ser un tren regional las bicis se pueden llevar sin bolsa. Lo primero que fuimos a ver fue la catedral, y cuál no sería mi sorpresa al ver que la nave central está torcida:



Para estar seguro de que no era una apreciación subjetiva conseguí un plano, donde se ve claramente no sólo la irregularidad de su nave central, sino la total anarquía de los espacios y las líneas entre las columnas:


¿A que parece diseñada por alguien que acaba de recibir un golpe en la cabeza?. Preguntando nos han dado dos versiones. La pía sostiene que la desviación del coro representa la inclinación de la cabeza de Cristo respecto a la Cruz. La prosaica dice que se encontraron un río subterráneo, afluente del Odet, y tuvieron que adaptar la catedral a su curso. Quedaos con la que más os guste.

Recorriendo la orilla del río nos encontramos con este triste espectáculo:



A su lado estaba el dueño que nos contó su historia. Navegando hacia Brest tuvo una avería de motor y tuvo que entrar de urgencia por el río. Sabía que el barco iba a varar en la bajamar y la primera noche no le puso los puntales. El barco se acostó contra el muelle y quedó apoyado en los obenques, con riesgo de caerse el palo. La segunda noche se los puso, con la mala suerte de que el fondo es irregular y esta vez se ha tumbado hacia fuera, tumbándose encima del puntal de babor. Estaba esperando la pleamar para ver si el barco había doblado el puntal o si el puntal había agujereado el casco. Mal rollo el de los puntales, yo los llevo como mal menor, pero os confieso que no me gusta nada tener que usarlos.

Y ahora una concesión a mi otra profesión. La estatua de Laenec, inventor del fonendoscopio, que nació en Quimper. Antes se auscultaba apoyando la oreja directamente en el pecho del paciente, y con las mujeres era violento. Se le ocurrió al ver a unos niños jugar con una caña, cuando uno se la aplicaba en la oreja para oír amplificado el sonido de raspar con ella. Luego escribió un libro de dos tomos sobre lo que acababa de inventar.


Y para terminar las chapas que voy recogiendo para uno de mis grumetillos, que hace colección. 


Mañana volveremos en el Corto Maltés a la rada de Brest.  Hasta mañana navegantes.

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