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domingo, 17 de junio de 2018

El pendiente en la oreja derecha.

Hola navegantes.

En la época de los grandes aventureros, cuando un marino cruzaba el Cabo de Hornos tenía derecho a dos cosas: a ponerse un pendiente en la oreja izquierda y a orinar por barlovento. Lo del pendiente era porque el cabo se pasa habitualmente de Oeste a Este, y por lo tanto te queda por el lado de la oreja izquierda. Un anillo en la oreja izquierda identificaba a los cabohornienses. Lo de orinar por barlovento no lo entiendo, porque por muy cabohorniense que seas te vas a mojar igual los pantalones.

Hoy hemos atravesado nosotros el Cabo de Hornos de Francia, el Raz du Seine, y como la Point du Raz queda a la derecha, supongo que nos hemos ganado el derecho de anillarnos la oreja derecha.

En Audierne habíamos dormido fenomenal, a pesar de que la marina está en un río y a veces bajan troncos como éste, que chocan con el casco y te asustan:


Salimos de Audierne indecisos porque el pronóstico era malo: viento de fuerza 5-6, olas de 2 metros, lluvia y niebla. Para mañana todo mejoraba y muchos otros que también iban a pasar el Raz lo estaban dejando para mañana. Salimos con la idea de que si lo veíamos mal nos volvíamos, y cifrábamos esa posibilidad en un 50 %. Pero enseguida vimos que el pronóstico era exagerado y nos hicimos todo el trayecto con la mayor en el primer rizo y el Génova reducido, con la marea a favor, y en esas condiciones nos hicimos las 34 millas en 6 horas, una media de casi 6 nudos, con picos de más de 8 nudos. Una gozada.

El cálculo para llegar al Raz lo bordamos y llegamos justo cuando empezaba la corriente de marea a tirar hacia el Norte. Era tan fuerte que tuvimos que desenrollar el Génova para tener algo más de velocidad que la corriente y que el barco fuera maniobrable. Hasta la niebla y la lluvia que nos habían acompañado hasta entonces nos dieron una tregua para poder hacer algunas fotos:




Después de atravesar el Raz nos hemos venido a Morgat, que ha resultado ser un resort de veraneo donde Cristo perdió las Katiuskas, y que un domingo por la tarde, y con esta meteorología invernal, está desierto. Una pena porque mañana nos tendremos que desandar una parte de lo que nos hemos hecho hoy, para acercarnos a nuestro destino, Brest, donde el jueves se incorpora Ana a la tripulación. Y ya nos anda rondando Murphy porque resulta que hay huelga de controladores y a lo mejor le anulan el vuelo.

Hasta mañana navegantes.

3 comentarios:

  1. Interesantes anécdotas. Que siga bien el viaje!

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  2. Gracias por comentar vuestros viajes, tanto las "vueltas" como los que haceis con los grumetes en la bahia, sois un ejemplo.
    Por lo que imagino cuando mea un "caphornier" procura no estar a sotavento.
    Jesus

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  3. Cualquiera diría que es verano... a ver si esta semana teneís mas suerte y podeis echar la siesta al sol.
    Lucas

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