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domingo, 24 de junio de 2018

Con monos narigudos esto sería Indonesia.

¡Madre mía!. Es increíble que a 8 millas de una gran ciudad como Brest exista este río y estos paisajes exuberantes. La navegación de hoy ha sido un poco larga, 31 millas, porque no sabíamos la cantidad de sitios de fondeo que hay en la rada. Esto es como el golfo de Morbihan, en cada recodo o cala protegida, y son muchas, hay un campo de boyas donde puedes quedarte a pasar la noche o esperar la marea favorable. A la vuelta fraccionaremos el viaje para conocer alguna.

Entramos en el río Aulne con la marea y hemos pasado las 8 horas de navegación alternando la vela y el motor según cómo nos alcanzará el viento en cada meandro. Un paisaje a veces campestre con casitas en la orilla


y a veces  selvático con árboles enormes que recuerdan el Amazonas. Hay que concentrarse porque tiene afluentes que pueden confundirse con el propio río. Nosotros por ejemplo, comentando los inconvenientes que tendría vivir en este casoplón instalado en una islita y rodeado de pinos


 nos distrajimos y casi encallamos, al confundir un afluente:


Pasamos también por un cementerio de barcos militares, donde a pesar de decir la cartografía que tenía el tráfico restringido, un barcarrón había fondeado y le acababan de echar los militares.


Es una pena que además de los campos de tiro se hayan apropiado de una gran parte del Sur de la rada, con bases y una escuela militar, y de uno de los recodos más bonitos del río para cementerio.

Después de otros acaecimientos llegamos a la esclusa anterior a Port Launay, que se llama esclusa de Guily Glaz (que significa "el bosquecito con todos los colores del mar") a las 15.30 h, justo en pleamar. Después del susto de verla cerrada, llamamos por teléfono (aquí no usan la radio VHF) y nos la abrieron. La esclusera, Macha, resultó estar casada con Antoine, de ascendencia española, y estuvimos como una hora de charla y con la esclusa parada (ya habréis deducido que por aquí no vienen muchos barcos).


Nos contó que acababa de haber una concentración de veleros clásicos, nada menos que 90, y que hoy estaban volviendo a sus puertos de origen, por eso nos habíamos cruzado con tantos en el río:


Macha ha sido previamente música, flautista en la orquesta de Estrasburgo, y lo tuvo que dejar por un problema médico. En su nueva profesión de esclusera está intentando retomar el acordeón.


En la esclusa se nos presentó Anne Hulaud, la corresponsal del periódico Le Telegramme, el de mayor tirada en Bretaña, que estaba siguiendo la noticia de la concentración de los veleros clásicos. Con su olfato periodístico se sumó a la conversación y se interesó por nuestra vuelta a Francia, nos hizo unas fotos, y suponemos que lo publicará dentro de unos días. Ya os contaremos.

Mañana os contaré cosas de Chateaulin. ¡Salud a mares!.

1 comentario:

  1. antoine fernandez6 de julio de 2018, 10:46

    Bonjour les marins de Corto. Merci pour cette photo à l écluse de Guily Glaz sur votre blog, bon voyage et bon vent. Macha et Antoine. Nous habitons Lanvéoc sur la rade de Brest et vous êtes les bienvenues pour manger ensemble à la maison si vous y êtes encore.

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