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miércoles, 30 de mayo de 2018

Lo que se cuenta... y lo que no.

Hola navegantes.

Después de hacer noche en el mar, y hacernos 125 millas en 33 horas, hemos llegado a Royan, en el estuario del Garona.

La parte buena, lo que gusta contar, es que ha sido una noche maravillosa con un viento por el través de fuerza 4, que nos ha permitido navegar a vela a 5 nudos y casi sin olas. El anochecer, la luna llena, las estrellas, la poesía del universo.
Íbamos tan bien que nos planteamos seguir hoy hasta La Rochelle, 60 millas más, lo que descartamos al amanecer cuando esa brisa nocturna se acabó y el pronóstico era llegar a La Rochelle a las 21 h. y principalmente a motor.






Descartado llegar a La Rochelle nos quedamos en Royan. Desde el amanecer fuimos navegando echando el freno para no llegar con la marea en contra y llegamos a la hora de comer. La entrada fue como siempre en los estuarios, con algunas olas rompientes rodeándonos en los bajos. Entramos con la marea aún bajando y con el motor a tope no hacíamos ni 2 nudos. Cuando se invirtió y la llevábamos a favor corríamos a 5 nudos. En la entrada del estuario está el famoso faro de Cardouan, en mitad del mar, el más antiguo de Francia, al que llaman "el rey de los faros y el faro del Rey", porque tiene una habitación para el rey, cuando Francia era una monarquía, y hasta una capilla.

Y la parte que no gusta contar, el agotamiento de tantas horas navegando que nos ha hecho llegar exhaustos y no hemos tenido ganas ni de vistar Royan, ya que mañana nos espera otra etapa de las largas, unas 60 millas hasta la Rochelle. Aunque con pronóstico de viento muy favorable, del suroeste, que en esta costa es como un regalo. Y tantas otras cosas que mejor correr un tupido velo...


Y en la última foto, el Corto Maltés en Royan.



Hasta mañana navegantes.

1 comentario:

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