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jueves, 31 de mayo de 2018

A toda máquina a una isla preciosa.

Hola navegantes.

Hoy salimos temprano de Royan (a las 7) para una etapa de las largas, unas 50 millas a algún puerto de la costa Este de la isla de Oleron. En teoría deberíamos llegar al sitio donde el río Garona se encuentra con el mar en pleamar, para evitar el encuentro del agua dulce del río con el agua salada del mar, de distinta dirección y fuerza, que genera olas rompientes peligrosas en la desembocadura de los ríos. 

Pero este río es tan enorme que desde Royan hasta la desembocadura hay unas 12 millas, y llegar al mar con la pleamar significa hacer esas 12 millas contra la marea entrante, o sea, contra una corriente de marea de unos 3 a 5 nudos.
Por eso, y pensando que no habría muchas olas de mar de fondo y por tanto no habría rompientes, hicimos las 12 millas a favor de la marea vaciante. 

A mitad de camino notamos el fuerte viento del oeste de cara y fuimos viendo las tremendas olas que había formado, no pronosticadas, de unos 2 metros y algunas de ellas rompientes. Fueron 3 horas de infarto, con la mayor en el primer rizo, el Génova al 50% y el motor. Además en toda la vorágine se rompió el pajarín (el cabo que sujeta la mayor por debajo) y tuvimos que cambiarlo en mitad de aquella coctelera. Y además lloviendo.

Estábamos tan fastidiados que decidimos salirnos del canal balizado, que se adentra 5 millas en el mar, por la penúltima boya roja, al comprobar que ya habíamos superado los bajos. Y aquella virada supuso el tránsito de lo peor a lo mejor de la vela. Al tomar rumbo norte aquel vientazo del oeste pasó a entrarnos por el costado, y el resto de la jornada fue una galopada de 6 horas en donde no bajábamos de 6 nudos, con puntas de 9 (para los incrédulos va una foto). 




Contorneamos la Isla de Oleron por el norte y nos hemos quedado en el puertecito de Saint Denis d'Oleron.
Es un puerto de los llamados "con umbral", y para mí la primera experiencia en ellos. La entrada tiene un muro construido en el fondo. En pleamar entras por encima del muro según el calado de tu barco, y al bajar la marea el muro retiene el agua dentro del puerto mientras el exterior se seca. Te quedas como en una palangana. Y no puedes salir hasta la siguiente marea. Como el Corto Maltés cala muy poco el margen para pasar nosotros es muy amplio. A la entrada del puerto una escala indica los metros de agua que hay por encima del umbral.



Mañana saldremos cuando nos lo permita la marea para conocer otras islas que hay en la costa Este de Oleron y recorrer el río Charente hasta Rochefort. Ya os adelanto que tiene un puente colgante como el de Portugalete.

Y también hoy ha habido daños colaterales.



Hasta mañana navegantes.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Lo que se cuenta... y lo que no.

Hola navegantes.

Después de hacer noche en el mar, y hacernos 125 millas en 33 horas, hemos llegado a Royan, en el estuario del Garona.

La parte buena, lo que gusta contar, es que ha sido una noche maravillosa con un viento por el través de fuerza 4, que nos ha permitido navegar a vela a 5 nudos y casi sin olas. El anochecer, la luna llena, las estrellas, la poesía del universo.
Íbamos tan bien que nos planteamos seguir hoy hasta La Rochelle, 60 millas más, lo que descartamos al amanecer cuando esa brisa nocturna se acabó y el pronóstico era llegar a La Rochelle a las 21 h. y principalmente a motor.






Descartado llegar a La Rochelle nos quedamos en Royan. Desde el amanecer fuimos navegando echando el freno para no llegar con la marea en contra y llegamos a la hora de comer. La entrada fue como siempre en los estuarios, con algunas olas rompientes rodeándonos en los bajos. Entramos con la marea aún bajando y con el motor a tope no hacíamos ni 2 nudos. Cuando se invirtió y la llevábamos a favor corríamos a 5 nudos. En la entrada del estuario está el famoso faro de Cardouan, en mitad del mar, el más antiguo de Francia, al que llaman "el rey de los faros y el faro del Rey", porque tiene una habitación para el rey, cuando Francia era una monarquía, y hasta una capilla.

Y la parte que no gusta contar, el agotamiento de tantas horas navegando que nos ha hecho llegar exhaustos y no hemos tenido ganas ni de vistar Royan, ya que mañana nos espera otra etapa de las largas, unas 60 millas hasta la Rochelle. Aunque con pronóstico de viento muy favorable, del suroeste, que en esta costa es como un regalo. Y tantas otras cosas que mejor correr un tupido velo...


Y en la última foto, el Corto Maltés en Royan.



Hasta mañana navegantes.

martes, 29 de mayo de 2018

El purgatorio.

Hoy os escribo desde el mar, aprovechando la cobertura al pasar frente a Arcachon.
Os lo dije, todo paraíso tiene su Purgatorio, y el de la vuelta a Francia son Las Landas. Hoy madrugamos a las 5 para intentar llegar a Arcachon con la pleamar de las 17.30. Salimos muy bien, de noche pero con un viento del W que nos permitió hacer 4,5-5 nudos las 4 primeras horas. Pero luego se calmó, y hemos ido el resto del día a la francesa, y ahora mismo estamos arrastrándonos a 2 nudos con tal de dejar de oir el motor.
Ha sido divertido lo del campo de tiro. Ya os dije que disponíamos de un pasillo de 3 millas desde la costa para navegar, fuera de él iban a disparar con misiles. Una hora antes de la pirotecnia nos sobrevoló un helicóptero y se quedó sobre nosotros a unos 20 metros. Los ocupantes agitaban las manos y nosotros contestábamos creyendo que nos saludaban, hasta que vimos que estaban señalando un cartel amarillo bajo su ventanilla que decía "contactar canal 16". Ya estábamos a la escucha en ese canal, y al poco nos llaman dirigiéndose "al velero que ha sido sobrevolado por el helicóptero". Después de contactar e identificarnos, me preguntaron rumbo y destino, y me dijeron que no me saliera del pasillo de 3 millas, lo que ya sabía. Pero el resto de la mañana una patrullera ha ido siguiéndonos como a un kilómetro para comprobar que  no nos metíamos en el campo de tiro. Les hemos salido caros a los franceses. Y luego escuchando los aviones o los misiles sobre nuestras cabezas, no los veíamos por las nubes.
Al mediodía rindió su alma el piloto automático. Lo desarmé y pude arreglarlo, se había soltado la correa de la transmisión. Lo gracioso es que al volver a montarlo me sobraba una pieza azul redondita, y a pesar de no ponerla el piloto funciona. Iker cree que es un pito que hace sonar las teclas, porque en efecto ahora no suenan. Se va a quedar así, mudo, hasta el descanso eterno.




El paso de tortuga que llevamos nos impide entrar a dormir a Arcachon y tenemos que hacer noche en el mar. Ahora el reto es poder entrar en un puerto de la desembocadura del Garona con la pleamar de madrugada, que es a las 6 h. Otras 60 millas que echar al coleto. Ya os dije que un viaje a vela no son unas vacaciones, es un nuevo oficio.
Hasta mañana navegantes.

lunes, 28 de mayo de 2018

Pura vela... norteña.

Hola navegantes.

Hoy se incorporó Iker a la tripulación en Hondarribia, y como salía de trabajar no pudimos empezar a navegar hasta las 11. Nos esperaba una etapa de 25 millas hasta Capbreton. Tuvimos suerte con el viento, del través de 4 nudos, pudiendo hacer todo el recorrido a vela en 6 horas. En las fotos, la entrada a Capbreton y el Corto Maltés en su primer atraque francés.






Pero mañana se nos complica, porque hay ejercicios de tiro del ejército francés toda la semana, entre Capbreton y Arcachon. Mañana es el único día en que dejan un pasillo de 3 millas paralelas a la costa para pasar, los demás días hay que alejarse por fuera del rectángulo de tiro, lo que significa casi 60 millas de la costa, una burrada. Así que será mañana o dentro de una semana y vamos a intentarlo, aunque nos pasarán los misiles por encima de la cabeza. Espero que los franceses tengan buena puntería. Van a ser 30 millas sin poder salirnos de un pasillo de 3 millas de ancho, pero por suerte el viento será del oeste al suroeste, algo excepcional en esta costa, y nos lo pondrá fácil. Por el camino decidirnos si hacemos noche en Arcachon o seguimos al estuario del Garona navegando de noche.

Hasta mañana navegantes.

domingo, 27 de mayo de 2018

Pronto con bricolajes.

Hola navegantes.

Así es, hemos navegado dos días y ya estamos con bricolajes. Por lo pronto hoy hemos presentado el libro de la navegación a Bretaña en el club náutico de Hondarribia, donde nos han recibido con la amabilidad de siempre. Pero la tarde la hemos dedicado Ana y yo a dos pequeñas reparaciones.

Primero, en el trayecto de Elanchove a Hondarribia apreciamos una pequeña filtración de agua en la proa, que humedecía el colchón de proa. Al parecer proviene del cáncamo que el Corto Maltés lleva en proa para subir el barco al remolque tirando con el cabrestante. Lo hemos desarmado y sellado con sikaflex. De momento no ha quedado muy lucido, pero ahora vamos a lo practico, que es ver si en la siguiente etapa filtra agua o no, y ya tendremos tiempo de dejarlo bonito.


Por otra parte, como en Elanchove las crucetas quedaban a nivel del muelle, nos dimos cuenta de que la driza del Génova estaba deshilachada en su entrada al palo. Un desgaste muy preocupante, porque si se rompe, el Génova se viene abajo en navegación y la driza se cae por el interior del palo. Eso te obliga a esquilarte a él para pasar una nueva, lo que es un peliculón y casi imposible de hacer mientras navegas, por los movimientos de balance. Por suerte aguantó, y lo hemos cambiado en puerto sin problemas.


En la siguiente foto, el Corto Maltés bajo la Capitanía del puerto de Hondarribia.


Mañana se incorpora Iker e intentaremos llegar a Capbreton, el puerto ideal para luego saltar a Arcachon o al estuario del Garona, las dos etapas peores de nuestra ruta hacia el norte. Por suerte el pronóstico es favorable, con vientos del oeste que nos permitirán navegar con el viento por el través, y no demasiado fuertes (fuerza 3-4). Ojalá se confirme, creo que ya me lo merezco porque siempre que he navegado por las Landas, y ya va a ser la sexta vez, me ha tocado sufrirlas hasta el punto de considerarlas un Purgatorio necesario para llegar al paraíso de Bretaña.

Hasta mañana navegantes.

viernes, 25 de mayo de 2018

Mucho motor hasta Hondarribia.

Hola navegantes.
Hoy fuimos a visitar Elanchove y salimos hacia Hondarribia a las 9.15 h. En la siguiente foto, el Corto Maltés en Elanchove. 

La salida fue preocupante, con un viento fuerte del nordeste que nos obligó a tomar rizos en la mayor y el Génova, pero antes de una hora el viento fue cayendo, dejando una ola residual incómoda, y obligándonos a ir apoyados por el petardeo del motor. Un rollo para hacernos las 42 millas en 11 horas. Y muchos ratos lloviendo. Una etapa larga y anodina, no todo en la vela es disfrute y emoción. Y a veces no es ni vela.


El fin de semana lo pasaremos en Hondarribia para presentar el libro "Santander-Bretaña-Santander en el Corto Maltés" el domingo por la mañana, y el lunes tiraremos para el norte en lo que suelen ser las etapas más largas y duras, las de Las Landas.

jueves, 24 de mayo de 2018

Hasta Elanchove

Hola navegantes.
Hoy hemos madrugado porque nos esperaba una etapa larga. Queríamos hacer la mitad de la distancia a Hondarribia y salimos a las 6 para una etapa de unas 60 millas. Finalmente nos hemos quedado en Elanchove.
El día ha sido pesado pero sin incidentes. Más o menos el primer tercio a motor por falta de viento, el segundo tercio a vela en una ceñida abierta maravillosa, con sol y sin olas, y el último tercio "a la francesa" (motor más mayor) porque el viento del nordeste nos venía de cara y estábamos agotados para dar más bordos, después de 12 horas navegando. Al final ha sido una etapa de 14 horas.
A media mañana se nos posó un pajarito en el balcón, de esos que están exhaustos y les salvas la vida. De vez en cuando se daba una vueltas por el aire y volvía a bordo con un mosquito en el pico.


Enfrente de Arminza vimos en la cartografía un amplio rectángulo en el que estaba prohibido navegar. Llamé a Bilbao tráfico para ver qué era y si efectivamente no se podía pasar, porque nos obligaba a dar un bordo innecesario para rodearlo. No me oían y actuó de puente ¡Coruña radio!, que sí me oía. Alucinante. Es un rectángulo de boyas de energía mareomotriz. A pesar de que los de Bilbao tráfico me estaban siguiendo por el radar, de Arminza salió una lancha rápida amarilla de la empresa que gestiona las boyas (BIMEP), y allí se quedó para comprobar que no invadíamos su territorio.
Elanchove es un pueblo precioso que visitaremos mañana. Las mareas son impresionantes, en una foto podreis ver lo que asomaba de mi barco por encima del muelle: sólo de las crucetas para arriba.



Y en otra foto, la piedra de 300 kg que un temporal sacó del mar y depositó en la carretera, unos 20 metros más arriba. Ha quedado como un monumento a la fuerza de la naturaleza.



Hasta mañana, navegantes.

miércoles, 23 de mayo de 2018

¡Hasta la vuelta!




Traducción:
A quién no le gustaría escuchar de su chica estas palabras de Anna Van de Wiele al volver a casa, en Bélgica, después de una vuelta al mundo a vela: "Tú que eres el timón de mi vida; tú el taciturno con el que no me aburro jamás; tú que consigues amar hasta mis necedades y secretamente esperas verme vieja y arrugada como un níspero para amarme aún mejor; tú que gritas cuando hace falta y evalúas friamente las tormentas; tú que respetas mi libertad y disipas mis dudas; tú a quien debo los siete mares y los tres océanos, y todas las islas de Las Antillas, gracias por el buen fin de esta travesía" (Anna van de Wiele: "Au fil de l'étrave. Antilles, jardin de la voile", Ed. Arthaud 1968). Obviamente se las dirigía a Louis, su compañero.

martes, 22 de mayo de 2018

lunes, 21 de mayo de 2018

La vuelta al mundo en un barco de 6,38 metros.

Hola navegantes.

Así es, Szimon Kuczynski acaba de dar la vuelta al mundo, por los 3 cabos (Nueva Esperanza, Lewin y Hornos) en solitario, sin escalas, sin asistencia exterior... ¡y sin motor!. Una navegación que deja nuestra vuelta a Francia en un paseíto a por la vaguette. Y lo ha hecho en un velero más pequeño que el Corto Maltés, un Maxus 22 de serie de 6,38 metros de eslora. Todo un récord que no tenía precedentes.

Otros veleros más pequeños han dado la vuelta al mundo pero por el Ecuador, aprovechando los canales de Panamá y Suez, lo que se considera la ruta "fácil". Szimon  salió de Plymouth, en el Reino Unido, el 19 de agosto de 2017 y acaba de finalizar la vuelta después de 271 días seguidos en el mar. En la ruta elegida se atraviesan los mares más peligrosos del planeta, rodeando la Antártida, por donde ya no hay tráfico comercial y si tienes un problema no hay quien te ayude. Además son los mares más fríos, navegas con tanta ropa que te da aspecto de escafandrista y hasta te mueves mal, y siempre tienes el riesgo de encontrar icebergs, que ya sabeis que es como encontrarte con una roca, y si no recordad al Titanic.

Una auténtica odisea con ese barquito que vuelve a demostrar que con una barco pequeño y una prudencia grande se puede hacer casi todo. ¡Enhorabuena!.


domingo, 20 de mayo de 2018

jueves, 17 de mayo de 2018

martes, 15 de mayo de 2018

Presentación de la navegación a Bretaña en Hondarribia.

Hola navegantes.

Aprovechando mi paso por Hondarribia en el intento de dar la vuelta a Francia en el Corto Maltés, me han invitado a hablarles de nuestra navegación a Bretaña en 2015. Bretaña es un destino que tienen muy a mano los navegantes de Euskadi pero poco frecuentado. La dificultad es que las primeras etapas (hasta el estuario del Garona) son larguísimas y con vientos y olas desagradables, teniendo en el peor de los casos que hacer más de 300 millas antes de llegar al primer puerto de cobijo, si no se puede entrar en Arcachon. Pero de ahí para el Norte abundan los puertos y los estuarios de pellízcame, y tiene además algunos ríos navegables para barcos de poco calado. Nosotros nos metimos por cuatro de ellos, el Marle, el Auray, el Vilaine y el Loire, a cual más bonito y sorprendente.  Este verano intentaremos entrar en los que entonces nos saltamos.

La presentación será en el Club Náutico de Hondarribia el domingo 27 de mayo, a las 12 horas. La siguiente imagen es el Corto Maltés fondeado en mitad del río Auray en el pueblecito de Bono, donde está la tumba de Moitessier, el gurú francés de la vela de travesias y trasmundista. Se puede reenviar por wasap, por si me hacéis el favor de hacérsela llegar a vuestros conocidos en Euskadi que pudieran estar interesados. Gracias.




lunes, 14 de mayo de 2018

Más de termostatos.

Bueno, después de los comentarios sobre el termostato en la entrada del 26 de abril, al final conseguí recuperar los dos termostatos bloqueados de mi motor para intentar limpiarlos con el vinagre. Pero he comprobado que no sólo estaban escayolados por la cal y la sal, sino además rotos: a uno se le había roto el muelle:


y al otro el eje:


(las imágenes son después de limpiarlos). O sea que no me han servido. Como comparación, el nuevo:


Os confirmo que cuesta 50 €. Por otra parte, he visto que el que recomendaron de Aliexpress, que cuesta  cerca de 13 €, no es exactamente igual al de Selva:


 Por eso  tengo mis dudas de que encaje bien, cumpla su función, y al tener una temperatura de trabajo distinta (el de Selva a 50 º y el de Aliexpress a 60 ºC) obligue al motor a trabajar en condiciones para las que no está preparado. Supongo que para las salidas y entradas a puerto de pocos minutos dé igual, pero es que nosotros este verano vamos a descender toda Francia (más de 1.000 km) a motor, porque vamos a tener que desarbolar. Una dura prueba para un fueraborda de 8 CV, en la que no me la quiero jugar después de la experiencia en Port Saint Louis du Rhône, al volver de Elba, donde una avería nos retuvo 10 días y nos sobraba estrés para revender.

domingo, 13 de mayo de 2018

20 kilos, no 12.

Hola navegantes.

Al empezar a preparar la vuelta a Francia calculé que, además de la cartografía electrónica, debería llevar unos 12 kg de cartografía en papel. Pues me quedé corto. Ha llegado el momento de ir llevando todo al Corto Maltés y por curiosidad he pesado las guías náuticas y demás bibliografía que llevaré en papel, y son 20 kg.


Necesitaré una maleta sólo para la cartografía. ¡Lo que hay que hacer por navegar seguro y por no pasar de largo por ninguno de esos lugares que sólo podría describirse con mayúsculas!. Y aún así, estad seguros de que volveremos con la sensación subjetiva de haber dejado de ver muchos lugares, por las exigencias de la meteorología y de cuadrar bien las etapas. En la vuelta a España invertimos 3 meses, y a la vuelta pensábamos que para haber visto todo habríamos necesitado 6.

Si no hay novedades la fecha de salida será el 24 de mayo, con mi amigo Nacho López-Dóriga, con dirección a Hondarribia. Allí se incorporará Iker Uriarte para acompañarme hasta La Rochelle.

sábado, 12 de mayo de 2018

jueves, 10 de mayo de 2018

miércoles, 9 de mayo de 2018

Más líos con los semáforos náuticos.

Hola navegantes.

Ya he comentado varias veces que la navegación costera, siempre lidiando con las corrientes, las mareas, los escollos y bajos fondos, los vientos de romper todo que se crean en los cabos y los estrechos, y las entradas y salidas de los puertos y rías, es más complicada que la navegación por altamar. Por si fuera poco, los semáforos de entrada y salida de los puertos no tienen un significado internacional y hay que saberse los de cada pais, o incuso los de cada zona concreta de navegación.

En nuestra ruta hacia el Este para la vuelta a Francia pasaremos por Pasaia, en Euskadi, cuya estrecha entrada está regulada por un semáforo. Es preciosa y recuerda a un fiordo Noruego, pero tiene que dar entrada y salida a mercantes que no pueden cruzarse. Yo no me acordaba de los detalles de sus luces, pero ahora que las he repasado resulta que son completamente diferentes de las que os comenté de Francia en las entradas de 2, 4 y 7 de abril:


Es curioso que se haya hecho un esfuerzo internacional para homogeneizar la señalización marítima y las normas de comportamiento y preferencias en el mar, y hayan quedado fuera los semáforos. ¡A memorizarlos o hacerse una chuleta!.

lunes, 7 de mayo de 2018

Recordatorio.


 También os recuerdo que, con motivo de esta presentación, ExLibric hace un descuento del 10% en todos mis libros comprados a través de su página web (https://tienda.exlibric.com/) o de la columna derecha de este blog. Al llegar a la "caja" hay que escribir en el apartado "Cupones" la contraseña #velaconalvaro. Un  saludo.

domingo, 6 de mayo de 2018

Parar el fueraborda con la línea de vida.

A raiz de las entrada de 1 de mayo un amigo me ha sugerido una idea para parar el fueraborda desde la línea de vida de arrastre. El "hombre al agua" es una pinza que desconecta el arranque y llevas amarrada a la muñeca, para que si te caes al agua el motor se pare. Pero en los veleros no se suele llevar atada a la muñeca por la cantidad de cosas que hay que hacer moviéndose por el barco, que lo hacen irrealizable. La idea es poner un cabito sobre la línea de vida de arrastre, unos metros tras la popa, que vaya atado a la pinza del "hombre al agua". Al llegar al espejo de popa por la línea de vida tirarías del cabito para parar el motor. O más sofisticado, hacer un by-pass de goma que recoja la línea con un bucle y poner el cabito más a popa del by-pass, de manera que cuando te cogieras al cabo, la propia fuerza de arrastre tensaría la línea, venciendo y estirando la goma, y a la vez tirando del cabito para soltar el hombre al agua...




Me ha parecido una idea genial para un fueraborda en el espejo. Pero en el Tonic va dentro de un pozo y fíjaos el lío que tendría que hacer cada vez que pusiera y recogiera la línea de vida, para pasar ese cabito por el agujero del pozo hasta ella:




Obviamente ese cabito tendría que ser también flotante y lo veo muy cerca de la hélice. Me daría miedo que lo absorbiera y se liara con ella.


Por otra parte, las situaciones peligrosas en que uno suele caerse al agua en un velero no son precisamente nevegando a motor, sino con vientos duros donde un fueraborda precisamente no da la talla (se sale la hélice del agua en las olas, y la situación se maneja mucho mejor a vela). O sea que verte colgado de la línea de vida con el motor en marcha no es muy habitual. De todos modos le daré otra pensada al invento a ver si se me ocurre algo.

miércoles, 2 de mayo de 2018

De Irlanda a Nueva Zelanda con un velero de 5,7 metros y 80 años.

Sí, lo habéis leido bien. Sven Yrvind, el marino sueco famoso por sus larguísimas navegaciones en barcos pequeñísimos, va a intentar ir de Irlanda a Nueva Zelanda, por el Cabo de Buena Esperanza, en un velero que acaba de terminar de construirse de 5,7 metros de eslora. ¡Pero es que va a hacerlo con 80 años!.




No es su primera azaña. Sven, antiguo objetor de conciencia y luego navegante solitario, cruzó el Cabo de Hornos en 1980 en el velero más pequeño que jamás lo haya hecho (5,9 metros de eslora), construido por él mismo. El primer barco que construyó lo hizo en la trastienda de su madre, y como era pequeña, tuvo que ser un barquito de 6 metros, el "Bris I". Después vino el "Bris II", con el que cruzó Hornos. Después vinieron el "Yrvind" y el "Yrvind 1/2", de 4 metros y pico, con los que hizo travesías oceánicas. Su penúltimo reto fue un barco de 2,85 metros de eslora, el "Yrvind Ten", hace 6 años, con el que pretendía dar una vuelta al mundo sin escalas y en solitario, claro (no iban a ir dos en esa miniatura), proyecto que no llegó a buen término.Y ahora nos sorprende con el anuncio de haber terminado la construcción del "Exlex", el que os he comentado de 5,7 metros, con el que intentará la azaña que os comento.


Tiene pensado partir de Dingle, en Irlanda, en el mes de junio, y como supongo que bajará costeando porque en ese barquito no podrá llevar mucha despensa ni mucha agua, igual coincidimos con él cuando nosotros estemos remontando la costa de Fancia hacia el Norte. Estaría bien amarrar juntos en algún puerto de Francia y conocernos. Yo también fui objetor de conciencia y seguro que tenemos mucho que contarnos.

Podéis seguir sus aventuras aquí:
http://www.yrvind.com/

martes, 1 de mayo de 2018

La línea de vida de arrastre

Hola navegantes.

Igual de importante que las líneas de vida de a bordo es la línea de vida de arrastre. Consiste en llevar siempre por la popa un cabo arrastrando. El Corto Maltés tiene ya miles de millas en la estela y todas las he hecho con un cabito arrastrando por la popa. Debe ser de nylon para que flote y no se trabe en la hélice, y tener un nudo cada dos metros más o menos, para que no se te escurra de las manos. Es el último recurso si te caes al agua sin estar amarrado por el arnés (mal hecho, pero así son los accidentes) y no quedarte abandonado en mitad del mar mientras ves alejarse tu velero. Hemos probado varias veces que es posible agarrarse a él y remontarlo, nudo a nudo, hasta llegar al espejo de popa. En el Corto Maltés mide unos 30 metros, lo que a 4 nudos significa que dispones de unos 15-20 segundos para reaccionar y agarrarte. Tiempo más que suficiente, y eso si nadie se da cuenta de que te has caido. Si el que se queda a bordo se da cuenta, suelta las escotas para frenar el barco o lo pone al pairo, el tiempo para reaccionar es muchísimo mayor. En la foto, El Corto Maltés abandonando Elba, con la línea de vida arrastrando.


Los errores más habituales con la línea de vida de arrastre son:

1) No poder soltar la escalerilla desde el agua. La mayoría de las escalerillas de popa se tienen amarradas con algún sistema para no arrastrarlas mientras se navega, y esos sistemas de anclaje se manejan desde la bañera. Si no puedes soltarla desde el agua no puedes subir a bordo aunque hayas alcanzado el espejo de popa. Yo trasladé el gancho de sujeción a uno de los peldaños inferiores, para alcanzarlo desde el agua:


 y  cambié el gancho cerrado, que necesita las dos manos, por un sistema de ojal que se puede soltar con una sola (a la izquierda el nuevo, de ojal, y a la derecha el antiguo, de gancho):



2) Amarrar la línea de vida en el lado contrario a la escalerilla. Así la llevaba yo en el Corto Maltés hasta que comprobé que se podía llegar hasta el espejo de popa nudo a nudo, pero que una vez allí, con el barco en marcha, era casi imposible pasar al otro lado de la pala del timón, y menos aún manipular el sistema para descender la escalerilla.

3) Olvidarte del fueraborda si está en marcha. En el Corto Maltés el fueraborda está en el mismo lado que la escalerilla, a estribor, y si llego a la escalerilla estaría flotando pegado a la hélice, que puede lesionarme. Es peligroso intentar quitar desde el agua el sistema de seguridad ("hombre al agua") porque lo harías muy cerca de la hélice. Lo único práctico es utilizar el extremo de la propia línea de vida para acercarla a la hélice, que la trabe y pare el motor. Una vez parado, como ya estás en el agua aprovechas para quitarla.

4) Olvidar que llevas la línea de vida al cruzarte con otros barcos, o al entrar a puerto. Si un barco a motor te corta la estela puede trabar el cabo con su hélice. Y es muy habitual olvidarte de recogerlo al llegar a puerto, y cuando alguien te avisa tienes que ponerte a recogerlo en mitad de la maniobra de amarre, complicándolo todo.

5) Creer que porque el cabo es flotante no puede trabarse con la hélice. Aunque es menos probable que si el cabo se hunde, un cabo flotante también puede trabarse en la hélice. Si estás encalmado y arrancas el motor, al meter avante la cavitación que genera la hélice puede absorber el cabo hacia abajo y engancharlo. Me ha pasado algunas veces. Hay que meter avante apartando la línea de vida con el bichero.

6) Olvidarte de la línea de vida en las encalmadas o al ponerte al pairo. En estos casos la perdida de velocidad puede hacer que la línea de vida se acerque al barco (en realidad es al revés: el barco retrocede y se echa encima de la línea de vida) y se organiza la flor del lío con la orza. También me ha pasado, y luego es un follón destrabarlo todo con el bichero y con distintas maniobras de cambio de rumbo.

Como lector habitual de revistas de náutica siempre me ha sorprendido que casi nadie lleve este sistema de seguridad, que puede salvarte la vida. Y he comprobado que la mayoría de las situaciones de "hombre al agua" se habrían resuelto inmediatamente de haber llevado esa línea de vida, que siempre es útil salvo que el náufrago está inconsciente, por ejemplo por haber recibido una golpe en la cabeza.

Por mi experiencia con otros navegantes que han pasado por el Corto Maltés la principal pega que le ven es la sensación de que "te frena", porque efectivamente al recoger la línea de vida sientes que "tira" mucho. Pero claro, nos falta la comparación con lo que "tira" la totalidad de barco (en el Corto Maltés, una masa de 1.500 kg abriendo el agua a su paso) y tenemos que hacer un acto de fe en lo que está publicado de la resistencia de otros objetos arrastrados, o más sencillamente mirar en nuestro GPS si disminuye la velocidad al echar la línea de vida. En el GPS de a bordo no se nota. Y hay otros dispositivos de arrastre, como los hidrogeneradores o las colas del fueraborda, que se ha calculado que frenan al barco sólo unas tres décimas de nudo. Si un hidrogenerador lo frena eso, un cabito arrastrando por la superficie lo hará unas centésimos de nudo, algo despreciable en una travesía.

Navegando conocemos sitios que harían palidecer a un comerciante de postales. No merece la pena echarlo a perder por una caída al agua.