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jueves, 28 de septiembre de 2017

Con 6 hijos en dos veleritos.

Desde mediados de julio  la familia compuesta por Philippe, Sophie y sus 6 hijos (de 12, 11, 8, 6, 4 y 1 año y medio) se ha tomado un año sabático para dar la vuelta a Francia a vela. En contra de lo habitual, en lugar de un enorme catamarán han adquirido dos veleritos pequeños (dos Kelt 6,20 de 6 y pico metros de eslora) con los que navegan en conserva, o sea, a la vista. En uno van los dos padres con los 3 pequeños, ¡y en el otro los 3 hijos mayores solos!. Algo que sería imposible en España, pues en nuestro pais se necesita una titulación que no se obtiene hasta los 16 años mientras que en Francia no se exige nada para gobernar un velero. Y curiosamente sí para las pequeñas motoras, por lo que puede darse el caso de que un navegante lleve un velero de 15 metros sin ninguna titulación, pero sí la necesite para el anexo neumático.


 Salieron de Dunkerque y piensan terminar en Torrevieja, después de atravesar Francia por los canales y luego recorrer las costas mediterráneas de Francia. Les deseamos mucha suerte en esta valiente decisión, que vuelve a demostrar que no se necesitan grandes barcos para las grandes navegaciones, y que el que queriendo navegar no navega es porque se lo monta mal... o porque de verdad no quiere.

martes, 26 de septiembre de 2017

Yvan Bourgnon logra el paso del Noroeste en vela ligera.

 El marino franco-suizo ha conseguido unir el Pacífico con el Atlántico, entre las islas del Gran Norte de Canadá, es decir, entre el continente y los hielos del Polo Norte, en un catamarán de 6 metros sin cabina. Es el llamado "paso del Noroeste", entre el Continente Americano y el Polo. Hay otro llamado "Paso del Nordeste" que une el Atlántico con el Pacífico pasando entre Rusia y el Polo. Ambos están despertando el interés de las rutas comerciales de navegación, porque con el derretimiento de los hielos del Polo debido al calentamiento global cada vez es más fácil atravesarlos. Yvan ha recorrido más de 4.000 millas en 70 días, en solitario y sin asistencia exterior (¡cualquiera se la da en aquellas latitudes, donde no hay ni puertos!). 

passage du nord-ouest bourgnon 

El barco es un catamarán de vela ligera con el que ya dió la vuelta al mundo en solitario hace un par de años convirtiéndose en el primero en conseguirlo. Os lo conté en la entrada del blog del 7-9-15. En la foto, cuando Yvan vino a Euskadi a contarnos su vuelta al mundo:


Tras el paso del Noroeste llegó a Groenlandia hace 3 días, agotado, habiendo sufrido congelaciones, soportado tempestades, aislamiento, ataques de osos polares e inmovilización por los hielos, que cuando se cierran no te permiten navegar. Perdió10 kg.

Más información (en francés) aquí: http://atoutnautic.fr/blog/article/10375

Y finalmente la dibufirma de su barquito, el LOULOUTTE, que pese a ser concebido como un catamarán para paseos playeros, en manos de Yvan ya tiene un palmarés largo como los dos brazos. ¡Enhorabuena!.


lunes, 25 de septiembre de 2017

Dibucarta del paddle surf.


Stand Up Paddle en ría de Mogro con los grumetillos.

 Hola navegantes.

Aunque nuestro principal objetivo con los grumetillos es enseñarles a navegar a vela y a disfrutar de la vela, nos apetece darles a conocer todo lo relacionado con el mar. Por eso de vez en cuando organizamos actividades paralelas. Ese ha sido el caso del Stand Up Paddle, un deporte de remo relativamente reciente en que se rema de pie sobre la tabla. Los surferos Dani y Raul García nos ofrecieron las instalaciones y la experiencia de su empresa, Special Surf, en un entorno paradisiaco, la ría de Mogro, tras las dunas de Liencres, el abra donde el río Pas desemboca en el Cantábrico. Gracias chicos.


 Tuvimos que anular la actividad a primeros de septiembre por culpa de una borrasca que barrió Cantabria con vientos del Oeste de fuerza 7 y lluvias, pero el retraso fue providencial porque ayer (nuestra navegación nº 15 con los grumetillos este verano) disfrutamos de un día de auténtico verano, sin viento, con el cielo como una cartulina y con el agua calentita. Ana y César, los monitores, enseñaron a los niños los rudimento de su deporte y además, la guinda sobre el pastel, llevamos una piragua canadiense y hasta una bici de agua.



 Con todo el grupo cruzamos el río Pas, que en pleamar mide aproximadamente un  kilómetro de ancho, y en la orilla de enfrente, con el agua lisa como una sábana extendida sobre una cama recién hecha, todos probaron los tres deportes. Allí estuvimos dos horas y media  al lado de las dunas de Liencres, que son un parque natural. Naturalmente todos se bañaron y al volver a la base ya se notaban las mejoras técnicas adquiridas, pues si a la ida casi todos remaron de rodillas sobre la tabla (la posición más estable) a la vuelta todos remaron de pie, y algunos incluso llevando a bordo de paquete a uno de los grumetillos más pequeños y ¡hasta a la monitora!.



Y lo más gracioso, que después de dos horas y media en el agua ninguno quería salir para volver a casa. A alguno tuve que sacarle en vilo por el asa del chaleco.

Por cierto, un español, Antonio de la Rosa, que ya cruzó el Atlántico a remo, está intentando completar una vuelta a España en Stand Up Paddle y parece que lo va a conseguir. Si es así dejará en ridículo nuestra vuelta a vela, ¡qué tío!. Podéis seguirle aquí:

http://www.antoniodelarosa.net/?termID=237&portfolioID=5782#ut-portfolio-items-5782-anchor

Con los grumetillos nos queda una navegación a vela y la navegación especial en la patrullera de la Guardia Civil para acabar el verano, que se ha hecho cortísimo.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Durmiendo con los grumetillos a bordo.

Hola navegantes.

El viernes 15 fue festivo en Cantabria, y habíamos querido hacer una travesía de tres días a Santoña y Colindres pero finalmente, por diversas circunstancias, no pudimos realizarla. Para no frustrar la ilusión de los grumetillos que habían pedido quedarse a dormir a bordo en la travesía, en la salida del sábado 16 les dejamos quedarse a dormir a bordo, aunque dentro de la bahía.


Hacía una tarde de todos los demonios, con el cielo completamente cubierto, viento del W y chubascos, que nos hizo retrasar la salida. Finalmente escampó y estuvimos dando unos bordos por la bahía enseñándoles a virar por avante y la diferencia con trasluchar. Además observamos el curioso fenómeno de "la turbia". Consiste en que el agua dulce de color marrón que procede de la crecida del río Cubas cuando llueve mucho, no se mezcla con el agua salada y de color azul que ha entrado del mar, sino que quedan separadas por una línea perfectamente delimitada, que tarda varias mareas en difuminarse. Algo similar ocurre en el Amazonas donde confluye con su afluente el río Negro, cerca de Manaos, haciendo las aguas de dos colores un recorrido de más de cien kilómetros antes de mezclarse y hacerse de un solo color. En Santander y visto desde lejos, la bahía adquiere un aspecto bicolor extraordinario.



 Si se navega por la línea de separación se comprueba que la parte azul está limpia y la marrón  asquerosa, y que la parte sucia lleva muchos animalillos (caracoles, babosas, grillos y otros insectos, etc.) arrastrados de los campos que recorre el río Cubas. En la línea de intersección, al confluir el agua dulce con la salada, se generan remolinos cuando la dulce tiende a situarse encima y la salada debajo, pareciendo que está en ebullición. Los peces se sitúan en esta frontera para alimentarse, y a su vez las aves marinas suelen revolotear por encima para comérselos a ellos.

Luego fondeamos todos los barcos juntos en Los Peligros. Naturalmente nadie se bañó, porque amenazaba lluvia, hacía frío, y el agua estaba asquerosa cuando la turbia llegó a la playa.

Por distintas circunstancias uno de los barcos no pudo quedarse a dormir y sus grumetillos se pasaron al Corto Maltés, con lo que dormimos 6 personas a bordo,el récord de nuestro barco. Lo malo no es encontrar un hueco en los colchones, sino organizar la cena y la higiene con tantos a bordo, que se estorban contínuamente. Pero con paciencia y buen humor pasamos la noche, bajo chubascos y alguna granizada.





El desayuno fue pantagruélico, porque cada uno había llevado para convidar y fue digno de la cafetería de más postín.


Por la mañana la meteorología se había aplacado y nos dio tiempo a aprender a pescar cangrejos y quisquillas desde el pantalán, y a cogerlos a mano sin que te pinchen. Y como son niños, la "pesca" de la última foto les produjo tanta emoción como nos haría a uno de nosotros pescar el mismo número de bonitos. Así son las cosas.



Ya sólo nos quedan tres navegaciones para acabar este verano, ¡sniff!.

viernes, 15 de septiembre de 2017

El libro de la navegación a la isla de Elba ya está en maquetación.

 Hola navegantes.

  Se títula "Un tripulante llamado Murphy. Santander-Elba-Santander en el Corto Maltés", en alusión a los múltiples incidentes durante el viaje, desde el accidente con el remolque el primer día, que nos provocó un agujero de 30 cm en el casco que tuvimos que reparar en Getxo,  hasta los problemas con el fueraborda en los últimos, que nos inmovilizaron 10 días en Port Saint Louis, pasando por los numerosos golpes de mistral que nos retuvieron en puerto.  Hasta tal punto se concentraron en este viaje los problemas que parecía que el mismísimo Murphy se había colado de polizón en el Corto Maltés y desde allí nos estaba clavando las agujas del vudú. Por eso en el libro fui haciendo un tanteo de las veces en que éste nos asestaba un golpe frente a las veces que nos sonreía la fortuna de forma inesperada.

No voy a revelaros el resultado,  pero los números no reflejan lo que sentimos por el camino, la felicidad enorme de estar libres en el mar, los nervios por la incertidumbre de dónde dormiríamos esa noche o qué conoceríamos mañana, cómo nos extasiábamos ante un paisaje, una puesta de sol o la vuelta del recodo de un río o un canal, y por qué no decirlo, hasta la satisfacción de hacernos más grandes que los problemas. Por eso, y con independencia del resultado final, creo que la navegación en barcos pequeños y con escaso presupuesto continúa siendo una de las formas más simples de descubrir el mundo y la felicidad sencilla.





El libro ha entrado ya en maquetación, luego viene la corrección de las pruebas de imprenta y finalmente la edición y distribución. Espero que esté disponibe en noviembre. Este es el índice:

Prólogo, por Isabel Navarro y Guillermo Cabal, del velero Tin Tin.
1 Naufragué en la A68.
2 Etapas invernales en Francia flirteando con el mistral.
3 Golpe de mistral en Marsella y primeras islas.
4 Islas Embiez y Porquerolles.
5 El peor mistral en Cavalaire y el festival de cine de Cannes.
6 Más islas y escala en Mónaco.
7 Tomando contacto con la costa italiana.
8 La costa “pija” y Le Cinque Terre.
9 La llegada de Ana a Livorno.
10 Llegamos a Elba, nuestro destino.
11 Contorneando la isla de Elba.
12 Los “ormeggiatori” pícaros y la isla de Pianosa.
13 El Monte Capanne y Capraia, la gema del archipiélago.
14 De vuelta al Continente y al mistral.
15 Tristes despedidas, deshaciendo camino y el Cristo del Abismo.
16 La salida de Italia.
17 Otra vez en la Costa Azul.
18 Héliopolis, la isla esquizofrénica.
19 La bonita ruta de las islas y los primeros fiordos.
20 Más fiordos, más mistral, y problemas con el motor.
21 Un fueraborda en la maleta.
22 El Río Ródano y los canales.
23 Séte y el Étang de Thau.
24 Nuestro querido Canal de Midi.
25 Las navegaciones más extravagantes.
26 Incertidumbres en Narbona y vuelta a Santander.
27 Resumen, conclusiones y balance personal.
Anexo 1 Escalas y millas recorridas.
Anexo 2 Pequeño diccionario de términos náuticos utilizados en el libro.

Para ir entrando en materia podéis mirar las entradas del blog a partir del 1 de mayo de 2016. Espero que os guste.

martes, 12 de septiembre de 2017

Lo que hacen algunos para encontrar amarre...




Naturalmente es una broma. En realidad es el resultado de una tormenta que hace entrar el oleaje en el interior del puerto, y llega a levantar los pantalanes flotantes (y los barcos) por encima del extremo de los pivotes que anclan el pantalán al fondo. Creo que las fotos son de Fancia en 2010. ¡Qué horror!.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Dibucarta de una anulación.

Esta por desgracia no cuenta ninguna historia, pero así es la climatología en el Norte. Tenemos que acostumbrarnos, es el precio de tanta belleza.


sábado, 9 de septiembre de 2017

¿Han perdido ustedes la noción del dinero?.

Eso pregunta un lector de la revista "Volies et Voiliers" a los editores de la revista, que es la revista náutica de mayor tirada en Francia. Y lo hace en una carta a propósito del precio descomunal de los veleros que están presentando en los últimos números. Concretamente en el número de julio de 2017 el ICE 52 RS (monocasco de 15 metros de eslora) por 791.000 €, o el Bañuls 60 (catamarán de 18 metros de eslora) por entre 3 y 3,6 millones de euros (sí, y sin incluir las velas). Argumenta lo lejos de la realidad que están situando el deporte de la vela, y se lamenta de la comparación con los barcos que sometían a examen hace años,  unidades pequeñas con las que los marinos hacían travesías más largas que las que hacen ahora los propietarios de esos palacios flotantes.


 No puedo estar más de acuerdo con ese recalcitrante lector. Hoy en día los barcos del segmento que ronda los 7-8 metros pueden encontrarse de segunda mano por entre 6 y 10.000 €, y os garantizo que están en estado de aguantar muchos años y dar a sus propietarios muchas satisfacciones. Pueden hacer viajes sorprendentes y hacerte revivir las aventuras e incertidumbres que antaño se asociaban a los viajes en velero. Y según en qué zonas del pais, con unos gastos de mantenimiento y amarre similares a los de una plaza de garaje para el coche.



Los editores se han defendido diciendo que es lo que sale al mercado y que tienen que informar de las novedades. Pero esos barcos de muchos ceros en el talonario sólo pueden dirigirse a un sector de poder adquisitivo ajeno a la realidad, uno o dos millonarios en el mundo cada año (o en toda la historia del astillero). En mi opinión, darles cancha en las revistas de náutica sólo conduce a mantener el tópico de la vela como un deporte "de lujo" o elitista, y creo que terminará perjudicando a la afición y a la misma revista, cuando nos hartemos de leer tanta pretenciosidad, no sólo inaccesible sino insultante, y dejemos de comprarla.

A ver si rectifican.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

A los 70 años cruza el Atlántico a remo.

Así es, otro héroe anónimo. El polaco Aleksander Doba, ingeniero jubilado, salió de Nueva York el 16 de mayo y llegó a Francia ayer, después de recorrer 4.150 millas (unos 7.700 km) remando. 110 días de mar en un kayak insumergible de 7 metros de eslora que diseñó él mismo para la travesía. Tiene un compartimento hermético donde puede reposar y dormir y donde lleva los instrumentos de navegación y de comunicación.


Curiosamente ha remado "cara a la marcha" con un remo de kayak, cuando lo habitual en el remo oceánico es "de espaldas a la marcha" sobre un banco móvil. El récord tiene así más mérito aún, pues se avanza sólo con la fuerza de los brazos, mientras que en el banco móvil empujan también las piernas.

Alexander es un kayakista oceánico experto. Ya hizo la travesía de Africa a Brasil y de Portugal a Florida en esa misma embarcación, en 2010 y 2013, o sea que esta es su tercera travesía atlántica a remo y en las dos anteriores no era precisamente un jovencito. Todo el viaje se ha alimentado con productos liofilizados.
 
Ha tenido varias averías.  A los dos meses se le estropeó el desalinizador eléctrico, y desde entonces tuvo que conseguir agua dulce mediante un sistema de ósmosis inversa accionado a pedales. En una tempestad con olas de 10 metros rompió el timón, y lo pudo reparar gracias a la ayuda de un barco que se cruzó en su camino.

Un marino de los de antes, que se crece en la dificultad hasta hacerse más grande que los problemas. ¿Cuántos de 20 lo harían?.