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viernes, 25 de agosto de 2017

Sigue el verano con los grumetillos.

Hola navegantes.

Nuestro intenso verano con los grumetillos del Hospital Valdecilla sigue adelante, y ya hemos realizado 11 navegaciones desde mayo. La última fue al Río Cubas. Es como se conoce al estuario del río Miera, los últimos meandros del río, sujetos a la influencia de la marea. Es navegable unas cuatro millas a través de numerosos meandros que discurren entre un paisaje de pastos y tierras de cultivo. El problema para los veleros es el puente que cierra su entrada, que nos bloquea el acceso a este bellísimo estuario porque no cabemos con nuestros mástiles por debajo de sus arcos. Por eso la excursión al Río Cubas debemos hacerla en motoras.



Hay que elegir un día de pleamar viva para garantizar el acceso hasta el final de su recorrido y evitar sorpresas desagradables con los bajíos. Por eso la hicimos en un día labrable entre semana.  La primera ensenada tras el puente está rodeada de vegetación espesa fundamentalmente bosque de eucalipto, y por el campo de golf de Pedreña. En la orilla Este hay algunas viviendas particulares, muchas de ellas invisibles detrás de los eucaliptos, sólo delatadas por unos embarcaderos postalescos para su uso particular. El principal atractivo de la excursión son las aves acuáticas: garzas comunes y reales, garcetas, patos, y hasta algunas rapaces, aunque precisamente este año vimos muy pocas. El paisaje es campestre más que marinero, con campos de siega, pastos donde las vacas conviven con las garzas y garcetas, caballos, rollos de siega ensilados en plástico, un convento que se refleja en el agua, etc. A mitad del recorrido hay una poza en el río y en la orilla unos árboles enormes, con una “liana” para jugar a Tarzán tirándose al río.



A la vuelta uno de los barcos varó en una isleta del río. Por suerte era de fango y no se dañó la embarcación, y además estábamos las demás para sacarle del atolladero. Con un remolque largo y tirando de él, con la ayuda del motor de la embarcación varada en marcha atrás, conseguimos reflotarla. Menos mal, porque estábamos cerca de la pleamar pero ya bajando, y no volvía a haber una marea del mismo coeficiente hasta el 6 de septiembre.


Seguiremos navegando con los grumetillos hasta finales de septiembre o primeros de octubre.

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