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lunes, 14 de noviembre de 2016

Dibufirma de Niza.

Hola navegantes.

El día siguiente llegamos a Niza a las 19 h., donde nos quedamos 48 h. para el cambio de tripulación. Recorrimos el famoso Paseo de los Ingleses, que es largo como un día sin viento y va paralelo a la playa. Aunque sea una única playa, está subdividida en sectores arbitrarios, cada uno con su elegante nombre, de manera que en los planos turísticos parece haber 19 playas en vez de una sola. ¡Así cualquiera!. Me pareció un truco pueblerino para darse importancia. La nuestra de Somo, frente a Santander, tiene los mismos 5 kilómetros y no la rebautizamos cada 250 metros. Quién nos iba a decir que escasamente dos semanas después sería el trágico escenario de un ataque terrorista.

Fuimos a ver el Monumento a los Caídos, un cenotafio impresionante de más de treinta metros de alto, que parecía la boca de un túnel excavada en la roca de un acantilado de la Colina del Castillo, mirando al mar. Lo habíamos visto desde el mar y nos referíamos a él como “ese túnel de la carretera” hasta que lo vimos de cerca y supimos lo que era. Recuerda a los hijos de Niza víctimas de la Primera Guerra Mundial. Son tres arcos superpuestos en cuyo centro un bloque con columnas enumera alguna de las grandes batallas, y en su base puede leerse esta inscripción:

 “La ciudad de Niza a sus hijos muertos por Francia. Acordaos de las obras que nuestros padres han acometido en su tiempo y recibiréis una gloria y un nombre inmortales”.

Es una pena que una frase tan grandilocuente y vacía de lógica estropease ese monumento. ¿Gloria y nombre inmortales por acordarte de lo que hicieron tus antepasados?. Poco mérito me parece para tanta trascendencia como te prometen. Mucha gente con grandes méritos, descubrimientos o logros cae en el olvido de sus conciudadanos a los pocos meses de morir.


Ver entradas del 25 y 27 de junio.

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