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miércoles, 29 de julio de 2015

Por fin remontamos el Loire.

Hola navegantes.

Pues sí, después de 3 días inmovilizados por el mal tiempo de una depresión, ayer pudimos remontar el Loire, y vaya si mereció la pena esperar!. Salimos de Pornichet a las 7 porque queríamos estar a las 9, que era la bajamar, en el estuario del río y remontarle con la marea.

El primer tramo, entre Pornichet y el río, en bajamar es una yincana entre escollos, bajos, balizas, naufragios etc. Uno tiene que ir atento a la cartografía y dar las indicaciones precisas al que va al timón, además de haber marcado cuidadosamente el día anterior los puntos de GPS por donde quieres pasar. Por si fuera poco uno de los escollos tiene forma de submarino, el de la primera foto, y nos tuvo mosqueados todo el recorrido. Además podéis ver que aquí también tiene una isla Horadada y una boya 14, aunque no tan bonitas como las nuestras.

Nos habían advertido que el principal problema del río era el tráfico de mercantes, pero sólo nos cruzamos con uno y ya estamos acostumbrados a pasarles de cerca en Santander, o sea que eso no nos afectó. Hicimos la primera mitad de la travesía, que en total fueron casi 40 millas, a vela. La segunda mitad decayó el viento y nos ayudamos un poco con el motor. Como llevábamos la corriente a favor no bajamos de 7 nudos, y a veces más de 9. La primera mitad del río es muy fea, llena de astilleros, grúas, mercantes amarrados, etc. Hay gente que se pone a pescar en los pilares del puente de la autopista. Pero la segunda mitad, ¡Ay, la segunda mitad!. Allí el río es pura naturaleza, rodeado de prados, pueblecitos pintorescos, y algunas cosas sorprendentes, como una casa construida encima de una chimenea, un barco de vela que se quedó en el muro de una esclusa de las que comunican el río con el canal del Loira, o una casa que ha quedado dentro del río y en la que aún debe vivir alguien, porque tiene luz en las ventanas del piso de arriba.

A primera hora de la tarde, y bajo una lluvia incesante, llegamos a Nantes. Nos hemos quedado en un pantalán como el Pantalán de Honor de Burdeos, aunque aquí se llama Pantalán Belem, en pleno centro de la ciudad. No sólo tiene los aseos en el mismo pantalán y de lujo, sino que tiene hasta desfibrilador!.

Estos días vamos a dedicarlos a conocer Nantes y sus alrededores, y el día 1 se incorpora José Eduardo a la tripulación para el regreso a Santander.

 
  
 
  

4 comentarios:

  1. Que chula la foto del barco encallado, que raro se ve. Gracias.

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  2. El barco en el muro parece salido de "La persistencia de la memoria", de Dalí :P

    Lucía C.

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  3. Álvaro, el barco "blando" colgado del muelle es una escultura de Erwin Wurm, un artista austriaco. Creo que se titula "misconceivable". Buen viaje de vuelta a casa y gracias por las fotografías y el blog.

    Gonzalo

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  4. Gracias Gonzalo. Ya lo sabía pero iba a desvelarlo más adelante para dejar el suspense. Todo lo raro que hemos enseñado del Loire y de Nantes son esculturas de arte gigantes que forman parte del relanzamiento turístico y cultural de la ciudad. Un saludo.

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