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sábado, 13 de junio de 2015

El viaje del Montserrat.

Hola navegantes.

Cuando estuvimos en el Museo Marítimo ría de Bilbao nos enseñaron una exposición temporal que tienen hecha sobre la travesía del Montserrat. Es un barco de vela que construyeron un grupo de nueve vascos en el franquismo para escapar de la represión, ya que algunos de ellos habían estado condenados a muerte por pertenecer al ejército republicano. Construyeron el barco en secreto en un astillero como si lo hubiera encargado un industrial. Le dotaron  de todos los pertrechos incluyendo 1500 litros de gasolina, ya que el motor era de gasolina heredado del desguace de un viejo camión. Esta reserva de gasolina era tan impresionante porque pensaban hacer una gran parte de la travesía a motor, ya que no sabían navegar a vela.

Con el barco construido en secreto y los pertrechos instalados igualmente en secreto, se hicieron al mar el día de la procesión del Carmen saliendo de Santurce. Entre tantos barcos que salen en la procesión nadie se dio cuenta de que mientras todos volvían a tierra ellos siguieron navegando hacia altamar. Fue una opción muy arriesgada porque en la procesión suelen salir también las autoridades de Marina y la Guardia Civil. Les pillaron varios temporales, y de hecho la primera escala fue en el puerto cántabro de Castro Urdiales obligados por un temporal del Oeste. Posteriormente bajaron por Portugal y llegaron hasta Canarias desde donde iniciaron la travesía del Atlántico con dirección a México. A la altura de Canarias se les quemó la dinamo y por lo tanto ya no podían arrancar el motor, con lo que se vieron obligados hacer toda la travesía del Atlántico a vela aprendiendo sobre la marcha. Pero al hacer la travesía a vela la duración del viaje se triplicó, y en vez de un mes como habían previsto y para lo que tenían las reservas de agua y de comida el viaje les duró más de 90 días. Obviamente tuvieron que racionarse tanto el agua como la comida, y aprender a pescar para sobrevivir. Finalmente y después de muchos avatares llegaron al puerto de Veracruz en México, que era su destino.

Allí fueron muy bien acogidos por el gobierno mexicano y por los representantes del gobierno republicano en el exilio. Les concedieron la nacionalidad mexicana y sólo les pusieron dos condiciones: que no podían aspirar a ser ni presidente de la República ni taxista. Lo primero lo mandaba la Constitución Mexicana, lo segundo era un acuerdo del sindicato de taxistas que no querían que ocuparan sus puestos de trabajo los inmigrantes. Admitiendo esas dos condiciones la mayoría de los navegantes se instalaron a vivir en México donde formaron una familia y terminaron sus días.

Toda la historia está contada en un libro que escribió uno de los tripulantes a partir de las notas que tomó día a día en una agenda de bolsillo del Banco de Bilbao. Me lo regalaron en el museo y es muy interesante. Cuando vuelva a Santander a quien le interese que me lo pida.

Os adjunto una foto del barco para que os hagáis una idea de cómo era.

1 comentario:

  1. Preciosa historia, peor menuda decepción se debieron de llevar cuando se enteraron de que no podían aspirar a taxistas... Yo me hubiera vuelto a España.

    Lucas

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