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lunes, 29 de septiembre de 2014

Dibucarta de la vela ácrata.

Las dos últimas navegaciones del verano con los grumetillos fueron una para aprender a pescar y otra para compartir actividad con la Cruz Roja del Mar. Ambas se desarrollaron con normalidad, y ahora estamos preparando la entrega de diplomas para mediados de octubre.

Reproduzco la última dibucarta que viene a ser como un resumen de la flosofía que nos inspira: lo prioritario es que se diviertan y disfruten del mar,  no tanto que aprendan un montón de contenidos teóricos. Si se les despierta el gusanillo de la navegación ya tendrán ocasión de hacer cursos oficiales cuando estén buenos. Ojalá todos lo entiendan así.


lunes, 22 de septiembre de 2014

El día del donuts.

Pues sí, hasta eso hay en nuestras navegaciones con los grumetillos. El día 13 de septiembre íbamos a hacer arrastre en donuts. Y fue una tarde llena de incidentes. Al salir el Corto Maltés rompió una amarra de las que van a un muerto en el fondo y hubo que bucear hasta el fondo para recuperar los extremos.

Como en Santander está toda la parafernalia del Mundial de Vela nos acercamos a ver a la fragata Cantabria. Cualquier barco nuevo u original que aparece en la bahía vamos a verlo de cerca, para que se den cuenta de los tamaños relativos y las peculiaridades de su estructura.


Antes de fondear donde habíamos quedado con la motora (bien lejos de los campos de regatas) les enseñamos a tomar rizos en la mayor y en el génova. Aunque no hacía viento para ir rizados, casi es mejor que lo aprendan en un día tranquilo para tener los reflejos hechos cuando sople bien la rasca:


A media tarde pasamos por grupos a la motora para arrastrarles en el donuts. Todo se desarrolló bien:


y los inevitables chapuzones sólo les hacían reir más:


Mientras esperaba, uno de los veleros garreó y quedó fondeado en mitad de la canal.  Al subir el ancla se lió con el cabo del orinque y hubo que bucear para desliarlo.

La Guardia Civil nos hizo un control y después de cumplir con su obligación les enseñó su lancha y les ha invitado a visitar la patrullera grande y a navegar en ella un día con los padres.

En uno de los viajes de la motora se lió el cabo de remolque con la hélice (algo sorprendente pues es un cabo flotante) y en la maniobra para resolverlo una de las compañeras de la lancha se fué al agua con toda la ropa. Vestida y todo consiguió desliarlo.

Ya nos ha pasado más veces pero tiene su gracia: con tantos baches con las olas a una de las niñas se le cayó un diente. Por suerte lo recuperó para el ratoncito:


Y esta es la dibucarta del papá saharaui con las anécdotas del día. Está buscando a su hijito Mustafá que apareció por este blog hace unas semanas buscando a los camellos.



lunes, 8 de septiembre de 2014

Navegando entre los regatistas del mundial de vela.

El sábado 6 de septiembre salimos con los grumetillos a una nueva navegación. Hoy tocaba enseñarles a fondear, largar y recoger el ancla, reconocer cuándo toca fondo o cuando se desclava por el peso que transmite a la cadena, cómo se sabe si el ancla ha agarrado, cómo vigilar si el barco se mueve, qué es un orinque, cómo amarrar la línea a la cornamusa, etc.

















Toda la tarde estuvimos navegando entre los regatistas del mundial de vela, que se celebrará en Santander entre entre el 11 y el 21 de septiembre. Aunque aún no ha empezado, todos los equipos llevan semanas en Santander entrenándose y conociendo la bahía.

Es emocionante porque de repente ves venir hacia tí a toda máquina una troupe de barcos y tienes que apartarte por respeto, una emoción más de la navegación. Cuando están cerca te saludan en unos idiomas rarísimos, miramos la bandera que llevan serigrafiada en la vela e intentamos adivinar de qué pais son. Está siendo una experiencia nueva para los niños y les divierte mucho.

Al final de la tarde nos visitaron los socorristas de la Cruz Roja con su zodiac. Y esta es la dibucarta del niño árabe, que anda buscando a los camellos que aparecieron por este blog las semanas anteriores.


Un saludo y hasta la próxima.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

martes, 2 de septiembre de 2014

Los fuegos y la travesía a Laredo.

El viernes 29 hubo otra vez fuegos artificiales en Santander y llevamos a los grumetillos. Esta vez los tiraron dentro de la bahía, que para nosotros es más cómodo pues el recorrido nocturno, al finalizar, es más corto, hacemos esperar menos a los padres, y es menos probable marearse (el fondeo fuera de la bahía, en El Sardinero, es habitual que tenga olas).

Al salir fuimos a conocer a "Groucho", el nuevo barco jurado de las regatas del Club Marítimo. Le habían botado ese mismo día y estaba de gala. Se le ha bautizado así en honor de un juez de regatas muy conocido y apreciado, y es una réplica en aluminio de la embarcación anterior de madera, "La Josefa", que va a desguazarse. Por cierto, el nombre "La Josefa" también era un homenaje a otro personaje muy querido en el club.


Navegamos bajo la luz del atardecer antes de fondear para la cena:



Los fuegos fueron a las 23:30, un poco más tarde de lo habitual, y además, contra su costumbre, se retrasaron bastante. En la bahía se nota más el eco de las explosiones contra los edificios, y el reflejo de los destellos en las ventanas de todas las casas de la ladera de la ciudad. Por eso el espectáculo es más impresionante. Al terminar algunos nos quedamos a dormir a bordo. Una de las grumetillas, que tenía miedo a dormir fuera de casa, al final se decidió a quedarse. Es un orgullo contribuir a estos pequeños pasos en la madurez de estas personitas. Dormimos plácidamente en una noche sin sobresaltos, sobre una lámina de agua tranquila como un espejo. Desayunamos a bordo y les dejamos en puerto a las 10 porque nosotros seguíamos navegando.


El sábado fuimos de excursión a Laredo, en teoría poco más de 20 millas. Pero nos cogió un Nordeste de cara de fuerza 5 mantenida , con marejada, que nos tuvo 8 horas de lucha contra esa potencia que se empeñaba en echarnos para atrás, y los inevitables bordos alargaron el recorrido hasta casi 30 millas. En mitad del recorrido está el Cabo Quejo, cuya silueta recuerda un hombre dormido:


Pero ni se te ocurra dormirte aquí, porque es el punto donde más azota el Nordeste y donde más se hace sentir la corriente contraria.  Sin embargo a su altura ya se divisa el Monte Buciero, nuestro destino, y como el rumbo se desvía hacia el Sureste suele ser el momento en que se acaban los bordos interminable y puedes hacer rumbo directo, aunque eso sí, siempre ciñendo, con el barco escorado y dando pantocazos.


Llegamos a Laredo derrengados, fuimos a dar un paseo por el pueblo y nos dormíamos en los bancos. Después de una noche tranquilísima, el domingo volvimos a Santander. Salió el mismo viento inclemente del Nordeste, pero como ahora nos venía de popa pusimos el espí al salir de Laredo y no lo quitamos hasta Santander. Ahora el mismo viaje que el día anterior nos había costado 8 horas se convirtió en 3 horas y media de una empopada tranquila, y a rumbo directo: lo bueno de la vela. Llegamos a Santander a media tarde con tiempo para una parada de descanso antes de volver a nuestro atraque.